La top que iba para médico

Texto y fotografía por Victoria Toro CORRESPONSAL EN NUEVA YORK

SANTIAGO

La joven gallega Alejandra Alonso arrasa como modelo en la Gran Manzana. Poco más de un año le ha hecho falta para posar para firmas de la talla de Armani o formar parte del catálogo de Chanel. Su idea de ser médico se aplaza por ahora

24 abr 2011 . Actualizado a las 18:22 h.

Es una gallega de Valencia. «Nací en Valencia porque a mi madre le pilló allí el parto, pero ella quería tenerme en Galicia, que es de donde somos», aclara Alejandra Alonso. 18 años, 1,78 de altura y una belleza espectacular. Quedamos una mañana de la recién estrenada, fría y lluviosa primavera neoyorquina, la ciudad en la que vive desde septiembre esta joven modelo española que en los últimos meses está arrasando.

«¿Fue usted de esas niñas que querían ser modelos?», le pregunto. «Nunca lo había pensado. Pero sí era muy presumida. Con ocho años bajaba a la calle con mis amigas con el carrito del bebé y con mis tacones de sevillanas, porque yo bailaba sevillanas. Y era muy presumida. Para Navidad me pedía trajes de princesa, coronas, maquillaje, vamos que ya se me veía un poco encaminada? Pero llegué a ser modelo porque mi madre envió fotos a una agencia de Valencia, me dijeron que si quería empezar y yo dije que bueno?».

Alejandra Alonso es simpática, ríe mucho pero sin escándalo, es cercana, divertida. Cuenta la historia de cómo llegó a ser modelo sin darle mucha importancia. Y explica que cuando aterrizó en ese mundo no sabía nada de él. «Nada, pero nada de nada. Me tuvieron que explicar quién era Dior, quién era Chanel? No tenía ni idea de qué era Vogue? En mi vida había comprado Vogue, lo máximo que me había comprado era la Cuore? Yo estaba centrada en mis estudios. Necesitaba muchísima nota porque quería estudiar Medicina u Odontología». La joven modelo además de estudiar bachillerato también se dedicaba al atletismo, participaba en campeonatos nacionales y dedicaba muchas horas a entrenar: «Entrenaba todos los días, los fines de semana también».

Cuando su madre mandó las fotos «de la niña» a la pequeña agencia valenciana y Alejandra dijo que «bueno» a la idea de convertirse en modelo, tenía muy poco tiempo «para pensar en la moda». A pesar de eso, durante dos cursos simultaneó los estudios con su trabajo como modelo. Aunque ahora lo recuerda como una experiencia muy dura: cancelación de trabajos, pocas horas de sueño? «Me acuerdo en segundo, los últimos exámenes de la evaluación final me coincidieron con una campaña de Massimo Dutti. Durante el fin de semana en Portugal, mientras la hacíamos, no dormí porque toda la noche estuve estudiando. Y por el día, cuando hacían una foto, por ejemplo a los chicos, yo ya estaba con los filósofos? Fue un agobio. Ese curso llegó un momento en que me dije ?lo dejo, yo no puedo: o dejo la moda o dejo??. Me parecía que no iba a poder con todo». Pero al final pudo, acabó su bachillerato (y «con muy buena nota», apuntilla), aunque ella misma considera que fue excesivo: «Me costó muchísimo. A lo mejor en época de exámenes dormía dos horas, me bebía seis o siete Redbulls, una animalada?».

Así que, por el momento, ha decidido aparcar la idea de la universidad y dedicarse solo a su carrera de modelo. Con un sentido común aplastante, explica que pensó probar durante un año porque al fin y al cabo no es tanto tiempo si no le sale bien: «Perder un año no es nada del otro mundo». Lo que ocurre es que desde que el pasado verano comenzó el ensayo de vida como modelo a Alejandra no le ha podido ir mejor, así que parece que la idea de estudiar Medicina tendrá que esperar mucho más tiempo que un año. «Estudiaré cuando acabe lo de modelo. Aunque solo sea como hobby. Porque yo creo que si te organizas bien, si te administras bien el dinero, invirtiendo en pisos, en empresas o en lo que sea? creo que puedes llegar a vivir toda tu vida con lo que ganes».

En poco más de dos años, la vida de Alejandra ha dado un vuelco espectacular. Pero recuerda divertida, y como si hablara de la prehistoria, cuando con dieciséis años, nada más entrar en ese mundo, la mandaron a Milán un mes durante el verano. Sola -«Heavy, muy heavy...», recuerda- , con poco dinero y sin tener ni idea de ese mundo, pero el resultado, del que ahora somos testigos todos, también nos dice qué clase de mujer es esta. «En un desfile en Milán conocí a un gallego que es modelo y se llama Joaquín Morón. Él era de mi agencia actual de España, Traffic. Y él les habló de mí. Les dijo que había visto una niña que les iba a encantar? Y mientras estaba en Milán me mandaban diez mensajes al día: 'Cámbiate con nosotros, cámbiate?'. Pero yo no sabía. Ellos me decían que tenían más fuerza, que podían hacerme una top model. Pero yo decía que no, que no, que estaba muy bien con Carmina' Y, claro, Carmina por otro lado me decía: 'Si alguien te llama o algo, diles que no'. Luego, al final me acabé cambiando y todo dio un vuelco, empecé a hacer campañas más importantes: Massimo Dutti, Revlon».

Y eso fue solo al principio. Desde que el verano pasado se fue a vivir a Nueva York, no para. Y los trabajos además empiezan a ser muy importantes: un catálogo para Chanel fotografiado por el mismísimo Karl Lagerfeld, una campaña de Armani, la portada de un suplemento de Vogue Italia y, casi seguro, la portada del Vogue ruso? Y en la última pasarela Cibeles, la primera vez que participaba se llevó el premio a la mejor modelo?

«Mira -me explica Alejandra sobre la evolución de su carrera-, cuando me mandaron a Milán, mi padre me decía: '¿Pero adónde vas tú, enana?'. Mi padre es muy cachondo, muy gallego, ya sabes cómo somos los gallegos? Pero cuando vio que la cosa se estaba poniendo bastante seria, que desfilaba para Dolce y Gabbana, para Chanel, llegó un momento que no tuvo más remedio que reconocer que la cosa iba en serio».