Los secretos no autorizados de Ecclestone, al descubierto

Imanol Allende

SANTIAGO

Un libro saca los colores al rey de la Fórmula 1.

27 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La biografía aparece en momentos delicados para Bernie Ecclestone, cuando se confirma la suspensión del Gran Premio de Bahréin a causa de los disturbios políticos que vive el pequeño país árabe -lo que le ha supuesto unas pérdidas de unos treinta millones de euros- y a los pocos meses de sufrir una brutal paliza de manos de unos ladrones. Pero quizás más brutal que un puño americano sean las intimidades que desvela Tom Bower en No Angel, la biografía del multimillonario, quien dedica la mayor parte del libro a describir los mórbidos detalles, que harían sonrojar a toda una Belén Esteban, sobre las vejaciones a las que lo sometió su ex mujer, Slavica Malic. Que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer no siempre es cierto. El rey de la fórmula 1, peca del mismo vicio que Rod Stewart: no puede evitar sentir fascinación por las mujeres altas, fascinación que se truncó en maldición en su caso. En el de Slavica solo se trataba de una altura física que encerraba una mediocridad moral. Bower, después de explicar los orígenes de este hombre, pasa a contar cómo en septiembre de 1982 una morena de 1,80 metros de altura captó su atención durante una carrera en Monza. Era Slavica, novia en aquel momento del piloto Nelson Piquet y modelo de Fila. Tenía 23 años y un descaro poco común. Eccleston le ordenó que abandonara los pits, a lo que la joven respondió: «Yo me quedo, es mi trabajo», a lo que el rey de la fórmula 1, respondió: «No me importa, no quiero mujeres en esta zona. ¡Fuera!». La mujer no se dejó impresionar por aquel gran hombre de apenas 1,62 metros de altura. «Como se acerque le pego una patada», le respondió la mujer, y como un flechazo, como si se tratara de un verso de Bécquer, Ecclestone, a sus 51 años, quedó enzarzado durante 25 años en las redes de la espectacular croata, a pesar de que el gran hombre de la fórmula 1 llevaba 17 años de relación con Tuana Tan.

SLAVICA, FRÍA Y VERDULERA

Bower cuenta que durante los dos años siguientes Slavica pasó a ser la amante de Ecclestone, a la que paseaba por todos los grandes premios y con la que comenzaba a mantener las peleas más ruidosas, cómicas y populares del mundo del motor. Bower recoge una frase de Piquet que resume el grado de control que ejercía la mujer sobre Ecclestone ya desde el principio de su relación: «Bernie y Slavica están peleándose otra vez de manera endiablada, él no aguanta nada de nadie pero lo aguanta todo de esta mujer». Slavica era divertida, dominante, fría, muy verdulera, poderosa, banal y sexi? sobre todo sexi. En 1984 se quedó embarazada y Ecclestone se lo contó a Tuana. El gran hombre se defendió, según Bower, diciendo que la croata le había dicho que no podía tener hijos, a lo que Tuana le advirtió que le estaba haciendo chantaje. Al poco nació una niña, Tamara, y Ecclestone y Slavica comenzaron a vivir juntos en Londres ya que, según cuenta Bower, la mujer le amenazó con irse, de lo contrario, con la niña a Croacia. La relación fue de mal en peor y, a pesar de ello, el 17 de julio de 1985 se casaron. Los próximos a Ecclestone no salían de su asombro por el poder que ejercía la mujer sobre el millonario. En numerosas ocasiones le habían oído a su amigo quejarse de esta institución. «Casarse es como ir a la cárcel, no es algo que emocione». La ceremonia civil celebrada en la Chelsea Register Office, se mantuvo en el mayor de los anonimatos.

MOSLEY, EL PADRINO

El padrino fue Max Mosley, el director general de la FIA, acusado de nazi y masoquista (pero también Ecclestone ha apoyado la figura de Adolf Hitler y Sadam Husein en público). Para sorpresa de los pocos invitados, indica Bower, la mujer se vistió para la ceremonia con una extrema minifalda, vulgar hasta en el día de su boda. Según cuenta Bower, cuando acudieron al banquete, celebrado en un céntrico restaurante de la ciudad, no había sitio y nadie había reservado una mesa. Ecclestone reaccionó diciendo: «Pues muy bien, yo me largo a la oficina a seguir trabajando, hasta luego». Tomó un taxi y desapareció.

Por Imanol Allende. Corresponsal en Londres

Según el autor de esta biografía no autorizada, Ecclestone y Slavica estaban siempre peleándose «de una manera endiablada»

Arriba, una imagen de los años setenta en la que aparecen Ecclestone y el que sería su padrino de boda, Max Mosley, con el tiempo director de la FIA y que se vio envuelto en un escándalo por unos vídeos masoquistas