Es un lugar casi fantasma en el que el estado de abandono en el que se encuentran las instalaciones permite adivinar la actividad que en su día registraron. La definición se ajusta a la imagen que presenta el complejo de ocio deportivo que, a principios de la década de 1990, se habilitó con fondos de la Unión Europea en el entorno del embalse de Portodemouros, en Arzúa. La dejadez en la gestión y mantenimiento del recinto no pasa desapercibida desde hace tiempo a los ojos de nadie, pero las primeras voces críticas se escuchan públicamente ahora, procedentes de la asociación que reúne a los diecinueve establecimientos de turismo rural del municipio arzuano.
Conscientes del potencial turístico del complejo deportivo, el colectivo Turarzúa ha puesto formalmente en conocimiento de la Xunta de Galicia la situación solicitando al hilo una inspección de Turismo con la finalidad de que «adopte las medidas oportunas, a fin de evitar mayores perjuicios y preservar la imagen del turismo rural de la zona y del turismo de Galicia en general», se lee en el escrito presentado por registro en la Administración autonómica. Igual inspección ha requerido la asociación de turismo rural de Arzúa para verificar la situación de la agencia de viajes Peregrinos de Europa, ubicada en un local en el casco urbano que también acogía un centro de información para peregrinos. Esas instalaciones, al igual que las deportivas de Portodemouros, permanecen cerradas desde finales del año pasado, según ponen de manifiesto desde Turarzúa.