La Iglesia y 59 vecinos de Santiso se verán las caras ante el juez

SANTIAGO

La Diócesis de Lugo los denunció para reclamar la propiedad del campo da festa

17 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En procesión se desplazarán, el mes próximo, al juzgado de Arzúa cincuenta y nueve vecinos de Ribadulla, en Santiso, que mantienen un enfrentamiento abierto con el obispado de Lugo por la titularidad del campo de la fiesta de la parroquia en la que residen. Será el día 27, fecha para la que, finalmente, se ha aplazado la vista preliminar de un juicio que se celebrará a instancias de la diócesis del prelado Alfonso Carrasco Rouco tras la denuncia que interpuso contra los lugareños para dirimir lo que técnicamente se conoce como una «acción declarante de propiedad».

Aunque la vista previa ha sido convocada para que las partes presenten las pruebas para el litigio, los vecinos se plantarán ante la sede judicial para escenificar la unidad desde la que defienden ser propietarios de los terrenos, anexos a la iglesia y a la antigua casa rectoral de la parroquia. La titularidad del campo de la fiesta la puso en entredicho el obispado hace un año, «cando intentaron vender a casa rectoral», recuerda Luis García, portavoz de la asociación vecinal A Veseña, que para abortar el intento de venta recurrió a un acta notarial para escriturar la propiedad a nombre de los vecinos ahora denunciados. Frente a ese documento, desde la diócesis lucense aportan una escritura del año 1967, cuando la parroquia de Ribadulla quedó parcialmente inundada por el embalse de Portodemouros. La entonces hidroeléctrica Moncabril resarció a los lugareños de los bienes afectados «cedendo una parcela para a igrexa e a casa rectoral e aportándolle ao cura 15.000 pesetas para mercar un campo da festa que nunca se chegou a adquirir noutro lugar», cuenta Luis García.

El problema reside en que los vecinos siempre desconocieron, hasta que el año pasado surgieron las desavenencias con la Iglesia, la existencia de esa escritura en la que se basa el obispado para reclamar la titularidad del campo de la fiesta. Y es por ello por lo que, desde hace más de cuatro décadas, los lugareños utilizan como tal la finca anexa a la ermita de la parroquia, sin que nadie los hubiese cuestionado como titulares de la propiedad, ni reclamado absolutamente nada. Hasta que se toparon con la Iglesia, que ha decidido reivindicar por vía judicial la finca después de que fracasase un acto de conciliación con los vecinos, en el que la diócesis lucense también requería que se reconociese que nunca había existido ningún tipo de chantaje para hacerse con la propiedad. Cuando, hace poco más de un año, los vecinos se hicieron eco de las intenciones del obispado lucense, denunciaron públicamente que el cura que por aquel entonces atendía la parroquia les había comunicado que se suspenderían los oficios religiosos si no cedían el campo de la fiesta de la discordia.

Ríos de tinta corrieron a partir de esa desavenencia entre la Iglesia y sus fieles de la parroquia de Ribadulla, que ahora se enfrentan a un proceso judicial convencidos de estar en posesión de la razón. Para que a nadie le quepa la menor duda de que la finca en la que se encuentra el templo y la casa rectoral ha sido su lugar de encuentro colectivo desde que la aldea quedó anegada bajo las aguas embalsadas del río Ulla, los lugareños se reunirán en el campo de la fiesta con motivo de la comida que, tradicionalmente, celebran todos los años. Será días antes de acudir al juzgado a Arzúa.