En un partido en el que los dos porteros apenas tuvieron que intervenir, Compos y Barakaldo se repartieron cuatro goles para firmar el empate. Apretaron más los visitantes, pero los blanquiazules reaccionaron muy al final.
El Barakaldo no dejó el sello de equipo virtuoso en la circulación de balón, pero lo cierto es que trato de salir, casi siempre, combinando y buscando la velocidad de sus dos puñales en las bandas, Txiqui y Uranga.
Durante el primer cuarto de hora el Compos no encontró sus sitio sobre el césped y en ese tramo de tiempo ya se vio en desventaja, en una falta que sacaron los vascos de la nada. Catú, con todo a favor, pifió en el despeje, en primera instancia. Y después Claudio se precipitó, porque podía haber aguantado. El caso es que Eizaguirre colocó el balón en la semiluna y sacó un lanzamiento magistral por encima de la barrera, inapelabe. Era el primer tiro del partido entre los tres palos.
Poco a poco, pero sin alardes, el Compos le fue cogiendo el hilo al partido. Sobre todo cuando después de tres o cuatro pases seguidos el balón llegaba a Gonzalo, muy atento y listo a la hora de buscar la espalda de la retaguardia vasca.
Reacción blanquiazul
A los veinte minutos, el centrocampista sirvió un pase al hueco que dejó solo a Petter Rocha ante Etxebarrieta. El uruguayo, lento, eligió la peor opción, ya que dribló hacia el lado por el que replegaban dos zagueros visitantes.
El empate llegó en una acción afortunada para el Compos, superada la media hora de juego. Mariño intentó meter un balón en diagonal, tocó un jugador del Barakaldo y el esférico le llegó franco a Iván quien, generoso, tocó hacia su izquierda para que Sestelo no tuviese más que empujar.
En el descanso, Fabiano sorprendió al dejar en la caseta a Gonzalo, el mejor lanzador del equipo. Y también retiró a Ángelo. Entraron Rego y Rubén. Igualmente movió pieza el técnico visitante. Reforzó la línea media con Mathieu.
El Barakaldo empezó la segunda parte mucho más metido en el partido y a la hora de juego volvió a ponerse por delante. Centró Txiqui desde la derecha, Pablo no salió a atajar y Eizaguirre, por el centro, casi cayéndose y sobrepasando la línea del balón, dejó el pie atrás y sacó una extraña espuela que llevó el cuero a la portería.
El Compos fue la imagen de la impotencia hasta el minuto 85. A partir de ahí apeló al fútbol directo, forzó una falta en el mismo punto que le sirvió al Barakaldo para abrir el marcador, y empató. Rubén, con un disparo seco que dio en el poste y se fue dentro, rescató un punto. El problema es que el equipo sigue sin ganar en casa.