Tras mostrar al presidente de la República italiana y al embajador en España su «profundo agradecimiento» por haberle «concedido tan alto honor», Molina aseguró: «Este premio me llega del país que más amo después del mío». Destacó que España siempre se miró en Italia: «De allí vino nuestro idioma común que hoy hablan millones de personas de todo el orbe, pero de allí también vino el arte poético, la arquitectura, la pintura y, sobre todo, la manera de relacionarnos con la existencia. Españoles e italianos siempre hemos convivido en buena armonía». La Gran Cruz se reserva para personalidades de relieve del panorama político institucional.