Los óvulos donados por 300 jóvenes ayudaron a otras mujeres a concebir

SANTIAGO

19 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Unas 300 jóvenes, con edades de 18 a 35 años, la mayoría universitarias, han donado óvulos el último año en Santiago para facilitar que otras mujeres pudiesen concebir. En la ciudad hay dos clínicas autorizadas para esta asistencia: Zygos, que dirige María Graña en el Hospital La Esperanza, y que fue pionera en Galicia hace casi una década; e Iraga, dirigida por José Codesido en el Hospital La Rosaleda.

Para que el proceso prospere se busca que coincidan el grupo sanguíneo, el ciclo menstrual, y que las características sean lo más semejante posibles entre donante y receptora. A la donante se le realiza un estudio ginecológico, analítico y hormonal completo «mucho más amplio que un chequeo médico, para verificar que no existe ninguna contraindicación. En nuestro centro rechazamos aproximadamente a un 20%», explica Codesido. Este estudio es gratuito.

Si lo supera con éxito, la llaman cuando haya una receptora idónea. Entonces es sometida a un tratamiento para que crezcan y maduren más óvulos que lo que suele ser habitual; se extraen en quirófano, mediante una punción a través del fondo vaginal, con control de ecografía y presencia de anestesista, que dura unos diez minutos. Después la donante queda un par de horas en observación y regresa para casa.

«La ley señala que la donación es gratuita, anónima y formal, aunque admite una compensación económica a la donante por las molestias que se le ocasionan», indica María Graña. Suele ser de «900 euros, mucho menos que en países donde la remuneración es más directa», sostiene Codesido.

Los óvulos donados se fecundan con semen de la pareja de la receptora; o con semen donado si el del esposo no reúne calidad, o si no hay consorte.

Embarazo con éxito

La receptora también se somete a tratamiento para estar en las mejores condiciones. Se le colocan en el interior del útero sin necesidad de cirugía, con control ecográfico «y con las mismas molestias que una exploración ginecológica. A los 15 días se hace el test de embarazo para comprobar si hubo éxito», manifiesta Codesido.

María Graña asegura que cada año hay más demanda, y en su centro «no hay lista de espera» y el índice de embarazos conseguidos es «de un 68%». Codesido indica que, aunque tienen una lista de donantes «lo que más trabajo lleva es buscar la más adecuada para cada caso, se suele tardar de 3 a 6 meses para encontrarla» y la tasa de embarazos de su centro se sitúa «entre el 40 y el 47%, como la reconocida en el Registro que publica la Sociedad Española de Fertilidad. Somos el único centro de la provincia con datos transparentes».

Muchas mujeres no tienen descendencia por problemas muy serios: carecen de ovarios; no les funcionan; o hay riesgo de transmitir un mal hereditario, que evita la donación. «Las universitarias contribuyen más porque entienden mejor que los óvulos que donan se perderían si no lo hacen», afirma Graña. Destaca que «así se resuelve el problema de parejas que estaban condenadas a quedar sin descendencia o optar por adoptar». Lo habitual es tener un hijo de este proceso, pero hay un 12% de posibilidades de gemelos -«es lo que más desean muchas parejas», dice Graña-; e incluso un 1% de trillizos.