Es cierto. Cruzamos el puente de los Santos y la carretera se ensancha. Desaparecen los chalés del Exín Castillos, los hórreos tuneados y los planes generales de desordenación urbana. Además, a poco que tengamos suerte nos ofrecerán una fabada estupenda en un comedor confortable a un precio asequible. Ahora también sabemos que Oviedo es Suecia: calles sin contenedores, la basura se recoge en un par de horas por la noche, los lunes el cartón, los martes los restos orgánicos... La Asturias de Woody Allen, Fernando Alonso, Letizia o Niemeyer es un parque temático. Pero, ¿a qué precio? Solo hay que acudir un domingo por la tarde a la estación de Alsa para ver cuánto ha costado esta última revolución asturiana. Una generación entera de treintañeros, ingenieros, economistas o abogados, viven fuera. Seguro que estarán orgullosos de que las calles de sus ciudades sean las más limpias de Europa. Aunque solo las vean en los grandes pósteres que cuelgan en sus pisos compartidos de Madrid, Londres o Bruselas.