Unas treinta mil personas disfrutaron del Festigal a pesar de que el tiempo no acompañó

M. B.

SANTIAGO

26 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

A pesar de lo lluviosa de la tarde en el día grande del Apóstolo, la segunda jornada del Festigal, el festival organizado por Galiza Nova, contó con una gran cantidad de gente, a lo que contribuyó el hecho de que muchas de las actividades que en esta séptima edición del certamen se celebraban tenían lugar en espacios cubiertos. Unas treinta mil personas calcula la organización que habrán participado en los dos días en la amplia y variada oferta del Festigal.

Uno de los espacios que más llamaban la atención ayer era la Zona de Xantar, preparada para que pudiesen comer 7.000 personas con comidas contratadas previamente. Muchos asistentes a la jornada festiva y de reivindicación nacionalista pudieron, por tanto, acudir desde sus respectivas comarcas con el cátering organizado. No obstante, un buen número de gente prefirió traer la comida, e incluso mesa y mantel, de su casa. La variedad gastronómica existente también provocaba situaciones insólitas como el intercambio de especialidades entre los festivaleros. Y es que el 25 de julio para la gran familia nacionalista es un lugar de reencuentro y confraternización.

Después del buen yantar la gente se podía encontrar, campus sur arriba, con unas 25 jaimas y cuatro grandes carpas, conformando 29 espacios o Galerías en los que se ofrecían todo tipo de actividades. Entre ellas destacaba la Galería das Letras, con una muestra de numerosos libros gallegos, y en la que en las dos jornadas se presentaron las mejores ediciones del año.

Mientras esto ocurría, en el espacio habilitado como Café Concerto actuaba el cantante gallego Tino Baz ante un público que llenaba totalmente el recinto, al tiempo que disfrutaba de una copa cómodamente sentado. La programación de conciertos en este espacio era de lo más variada, contando con música de cabaré (Lilí Berlín), cubana, con la cantante Yamila, y de jazz. La actuación más esperada fue la de Pablo Milanés, que salió al escenario hacia las doce de la noche. El público que llenó el recinto le aplaudió bajo una lluvia menuda.

Todas las organizaciones, asociaciones y colectivos de la órbita nacionalista contaron con su jaima para exponer. También la red de emisoras municipales contó con un espacio en el que emitió varios programas en directo.

Esta séptima edición del Festigal se vio enriquecida con nuevos espacios como el Espazo da Cultura Tradicional, que albergó muestras de instrumentos y trajes tradicionales además de ofrecer talleres de juguetes y juegos tradicionales. En la tarde de ayer acogió también una exhibición de «loita galega», un deporte que se intenta recuperar.

Xosé Gontá, responsable de organización y finanzas del Festigal, señala que el festival se está convirtiendo «nun evento de moita transcendencia para a xente que se move no mundo da cultura e da música. Tódolos anos recibimos centos e centos de e-mails , pero non só de Galicia senón de todo o estado: de axencias, de artistas e incluso para poñer postos de comida». Gontá considera que les empieza a desbordar la organización del evento en la cual participan unas 150 personas. El presupuesto del mismo alcanza, según él, una cifra de 150.000 euros. Presupuesto posible porque algunos artistas no cobran el caché habitual y porque el festival se ahorra los costes organizativos, contando además con la colaboración de muchas entidades.