El fotógrafo Miguel Muñiz muestra su perfil más artístico

SANTIAGO

27 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Hasta el próximo 10 de junio, un hombre con un paraguas rojo muestra su mundo imaginario a los clientes de Zürich SCQ. Allí, entre prendas de vestir y complementos, Miguel Muñiz expone sus fotografías, que bajo el título Infinito + 1 muestran una realidad distorsionada, borrosa, fruto de la técnico fotográfica que utiliza. «Hago las instantáneas sin trípode y con largos tiempos de exposición, por lo que el temblor de la mano y las condiciones climatológicas influyen mucho en el resultado».

Un resultado que se asemeja notablemente al trabajo de otro fotógrafo gallego, Vari Caramés, que se caracteriza por tomar instantáneas borrosas. Sin embargo, Miguel Muñiz rechaza una influencia directa de Caramés en sus fotografías. «Evidentemente, su trabajo me gusta, pero no es un referente». De hecho, la distorsión en sus imágenes nació de manera fortuita. «Una noche paseaba por un acantilado y quise saber qué había al fondo. Utilicé la cámara porque el ojo humano no es capaz de ver a tanta distancia. Tras un tiempo largo de exposición, vio la luz la primera fotografía de este tipo».

Precisamente, la luz cobra suma importancia en el arte de Muñiz. «Todas las fotografías son nocturnas, aunque parezcan tomadas a la luz del día. También utilizo muchas veces el resplandor de la luna o incluso una linterna, que uso como un pincel para iluminar zonas del encuadre que de otra manera quedarían en tinieblas».

Texturas a modo de lienzo, imágenes oníricas, experimentación técnica y sobre todo descontextualización de los objetos es lo que permite a Miguel Muñiz huir de la rutina del fotoperiodismo, «de la inmediatez que conlleva», para luego regresar con fuerzas renovadas al trabajo diario. Mientras, el hombre del paraguas rojo -un claro guiño a las fotografías del contrabajista que recorre las calles con su instrumento que realizó a mediados del siglo XX Robert Doisneau- traspasa el papel para convertirse en espectador de los espectadores del arte diluida de Miguel Muñiz.