Los juguetes que alegraron a los niños de hace medio siglo

E. Á.

SANTIAGO

La Obra Social Caja Madrid acoge una muestra con la muñeca Mariquita Pérez, Madelman o cuentos de Calleja

04 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Ni el más antinostálgico podrá evitar una sonrisa melancólica al pasear por el espacio para el arte que la Obra Social Caja Madrid tiene en la rúa Casas Reais. Desde ayer y hasta el 11 de enero tres de sus salas acogen la exposición Memorias dunha infancia. Exposición de xoguetes antigos (1860-1960) . Aunque las nuevas generaciones disfrutarán con ella -sobre todo si van acompañados de sus padres o abuelos-, la muestra es imprescindible para los de más de 45 ó 50 años.

¿Quién no recuerda los Madelman o el mecano, que décadas más tarde perpetuaría el grupo de Ana Torroja? Todos los juguetes que marcaron una época están reunidos en esta colección privada que pertenece a José Antonio Quiroga de Paz, y en la que de lejos puede apreciarse cómo ha cambiado la forma de divertirse de los más pequeños.

Aún así, todavía pueden establecerse similitudes entre los muñecos de antes y los de ahora. Hace una década triunfaba la Barbie enfermera, la Barbie ejecutiva o la Barbie princesa. Pues bien, hace cincuenta años era Juanín torero, Juanín cadete o Juanín de Acortar. Como en todas las épocas, también había muñecas para los más pudientes, y otras para los que tenían que apretarse el bolsillo. La famosa Mariquita Pérez fue el lujo de la posguerra española. En un principio estaba hecha a mano y el modelo más económico costaba casi cien pesetas, cuando una muñeca pepona costaba cinco.

Pocas familias podían permitirse un juguete de este precio, teniendo en cuenta que alquilar un piso a principios de los años 40 suponía unas 250 pesetas, y una caña costaba treinta céntimos. La Pérez fue el bum de la juguetería, hasta el punto de que tuvo canción propia y un jovencísimo Torcuato Luca de Tena escribió dos cuentos sobre ella.

Junto a Mariquita, Cayetana y Gisela, que con esos nombres puede imaginarse a qué público iban dirigidos, en la exposición de Casas Reais también se dejan ver los trenes con pasos a nivel incluidos, juegos de magia, proyectores de cine de los años 50 -cuando aún al Cinexin le faltaban décadas-, locomotoras, cocinitas de leña, fuertes de indios y vaqueros y múltiples cuentos. Antoñita la Fantástica, Cuentos de Mari-Pepa o los famosos Cuentos de Calleja de 1925.

Un teatro del XIX

Entre los juguetes más antiguos se encuentra un teatro español recortable del año 1898 y una carnicería de principios del siglo pasado. En los dos primeros pisos pueden apreciarse los juguetes que entretuvieron a los niños de prácticamente un siglo, mientras que en el último, la muestra acoge una serie de fotografías infantiles con frases alusivas a esta época de la vida.

«El que lleva consigo su niñez nunca o envejecerá», del escritor israelí Sutzkever o «La infancia, ese lugar en el que nos acogemos», recuerdan al visitante que no está de más echar la vista atrás de vez en cuando.