Baño diario en Sanxenxo a los 97 años

Nino Soto

SANTIAGO

25 ago 2007 . Actualizado a las 02:48 h.

En 1928, Julia Carbonero Pozo, con 18 años, desfilaba modelos de diseñadores madrileños por cien pesetas al mes. Era la musa de los modistas Rafael, con sede en la calle Recoletos, y Hugo, que tenía su almacén donde ahora está levantado el Ritz de Madrid. Los trajes que exhibía en la pasarela costaban entre 350 y 400 pesetas. También iba de ruta en la Harley Davidson de su entonces novio, practicaba alpinismo y esquiaba. No era el comportamiento típico de una joven en el período de entreguerras.

Ahora, a sus 97 años, y desde hace 35, cuando comenzó la familia a veranear en Sanxenxo, la ex motera y ex modelo nada todos los días en los arenales del municipio. Sigue siendo una aventurera, destacan sus allegados. Todos los días de sol baja a la playa de Areas, se pone su gorro blanco de natación y se da un chapuzón. «Me relaja bastante, me encanta nadar», confiesa la mujer, que aprendió a nadar sin ayuda de nadie en una piscina que estaba localizada a pie de un lago de la capital de España.

Julia Carbonero apenas tiene visión, puesto que de pequeña tuvo úlceras corneales, situación que también le cortó la trayectoria como modelo. Nunca se rindió. «Me dediqué a las tareas domésticas», señala. Su marido, que falleció en 1980, era un abogado que heredó una tienda de telas y montó en 1942 una fábrica de productos químicos que todavía existe y que está localizada en Arganda del Rey, a 50 kilómetros de Madrid. «Cuando se da un baño mantiene mejor el equilibrio que cuando camina», explica su hija Pilar. Y a pesar de su avanzada edad, nunca se le escapa la fecha de cumpleaños de sus seis nietos y dos bisnietos. «Está estupenda», concluye Pilar.

«Bañarse aquí todos los años no tiene precio», señala Julia Carbonero Pozo.