El Barómetro destapa la debilidad de Borregón

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Crónica política | La encrucijada del PP compostelano El Partido Popular lo mantiene como principal opción para aspirar a la alcaldía, pero mira de reojo el surgimiento de otras posibilidades

21 feb 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

El Partido Popular se ha quedado un tanto desencajado con los resultados del Barómetro de Sondaxe. Y un tanto descentrado. Es sabido que el candidato mejor ubicado para luchar por la alcaldía de la ciudad es Ricardo García-Borregón, con Conde Roa al acecho. El segundo de Dositeo Rodríguez, una vez nombrado presidente de la gestora del PP, ha aliviado sus ocupaciones profesionales para atender con mayor soltura sus tareas partidarias, con el faro de la alcaldía alumbrando al fondo. Desde la dirección del partido compostelano, la lógica le indica que la rampa ya está colocada. «Lo peor que le ha podido pasar a Borregón es que se hiciese una comparativa con las candidaturas», dice un representante del PP compostelano. Su nota de 3,5 puntos no salió aisladamente, sino unida a las de otros candidatos de la ciudad. Y eso lo deja inevitablemente en evidencia. El aspirante que le antecedió en puntuación, Pedro Puy Fraga, obtuvo 7 puntos. Es decir, un batacazo en el momento más inoportuno, cuando uno piensa que los demás triunfos ya resultan estériles. ¿Y ahora, qué? Pues un compás de espera. No hay demasiado tiempo para encontrar gangas en el mercado electoral y Ricardo García-Borregón mantiene sus opciones. Pero en la cúpula del PP no está todo dicho. Gerardo Conde Roa persiste como incógnita, otros personajes no salen de su cubil y la cantera hay que dejar madurarla. ¿Evaristo Nogueira? Fue un fichaje de Xesús Palmou para el Senado, pero no tiene ningún deseo de calentar otros escaños políticos. Le gusta el decanato, y su bufete es tan disuasorio como el de Gerardo Conde. En el seno del partido no verían con malos ojos, ni mucho menos, que Nogueira surgiese como alternativa, pero su voluntad va por otros derroteros. Carece de vocación política. La encuesta suscitó dudas, porque la cúpula del PP prefiere no mirar para otro lado ante la orientación que sugiere el sondeo. No obstante, el partido piensa que García-Borregón es un valor que está por descubrir, y que hasta ahora no ha estado en la palestra pública el tiempo suficiente como para popularizar su imagen. Fueron muy escasas las comparecencias ante el micrófono del futuro portavoz popular. Y su mensaje no ha podido calar en la gente porque sólo ha circulado a cuentagotas. Nuevos nombres Los dirigentes del PP consideran que hay todo un año por delante para arreglarlo. Pero, por ahora, no hay señales confirmatorias en A Coruña. Reseñable es el hecho de que que a algunos directivos del PP le están llegando requerimientos de militantes del partido en el sentido de que se tantee a otros personajes en zonas de sombra que podrían ofrecer garantías electorales. Se les piden nombres, pero no aportan ninguno. Quieren que el partido busque debajo de las piedras. Malparado en la encuesta ha salido también el compañero de corporación de García-Borregón, Dositeo Rodríguez. La verdad es que el electorado ya se posiciona bajo el efecto de la avitaminosis política del portavoz popular, al haber anunciado que se retiraría de la arena municipal una vez fuese elegido el alcaldable del PP. Dos meses, a lo sumo, le separan del abandono del escaño. Consciente de su situación, Rodríguez ha cambiado el tono de sus intervenciones públicas. Él mismo lo ha reconocido anteayer, al dar cuenta de una moción sobre un asunto en el que el PP siempre se ha mostrado especialmente combativo (aparcamiento del Clínico). Su propuesta ha elegido un dial suave, de comprensión y colaboración. En la tesitura política actual, y con las encuestas golpeándole irremisiblemente, su actitud es lógica. Sus compañeros de corporación le acompañan en ese sentir y proceder, como se ha visto con Sánchez Agustino. Lo cierto es que se apagan paulatinamente los rescoldos de una etapa, y la cúpula popular tiene en sus manos la encomienda de acabar con un cuarto de siglo de dominio socialista. Juan Juncal, al que por cierto la encuesta del Barómetro no agració su imagen de regidor ferrolano, tiene un problema. Y tenía una solución que ahora debe traspasar probablemente más tamices y suscitar más intercambios de opiniones. La maquinaria está ya en funcionamiento.