«A veces me pregunto cómo es posible que nos paguen»

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En dos minutos | Miguel Boó y Alberto Mato INTEGRANTES DE THE PALEO ROCK BAND, QUE ACTÚA ESTA NOCHE EN LA SALA NASA Hace diecinueve años nació Esguince, un grupo integrado casi únicamentepor periodistas. Ahora vuelven con menos periodistas y la misma pasión por tocar

06 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

?iguel Boó y Alberto Mato son dos de los seis integrantes de The Paleo Rock Band, una formación que resurge de Esguince de Frenillo, el grupo que creó Miguel hace diecinueve años. Desde entonces ha evolucionado la música, han evolucionado ellos y sobre todo el grupo, que pasó de estar compuesto básicamente por periodistas -su única maqueta se llamaba Cartas al director y uno de sus primeros nombres fue Santiago Redacción-, a contar con una mayoría de músicos. Allá por los ochenta Miguel quería hacer pop press, vivir la movida, componer y tocar. «Era un momento de eclosión y hacíamos música politicamente incorrecta», recuerda. Por aquella banda pasaron una veintena de músicos -«¡en dos años tuvimos ocho guitarristas!»- que tocaban mal pero se lo pasaban muy bien. Telonearon nada más y nada menos que a Nacha Pop, a Gabinete Caligari y a Os Resentidos y se embarcaron en la movida madrileña y viguesa. Pero los años pasaron y tras deshacerse el grupo a Miguel volvió a picarle el gusanillo. «Siempre me dio mucha pena haberlo dejado», señaló. Y así surgió hace un año The Paleo Rock Band. Dieciocho años después, «con menos periodistas pero mejores músicos», y con una gira que han denominado Gran xira mundial polo rural, que hoy pone su colofón en Santiago. Han cambiado sus propias letras tipo Estoy hasta los huevos de ser tan guapo , por temas de The Beatles, los Rolling, los Creedance, Animals o Dire Straits. «Ahora la gente ya no demanda canciones políticamente incorrectas», recuerda Alberto. La gira rural les ha llevado por pueblos de Boqueixón, Tordoia, Frades... «En una aldea de Frades hasta nos recibieron y nos despidieron con cohetes», comentan. Para estos músicos de vocación, tocar «es un auténtico placer, a veces me pregunto cómo es posible que nos paquen. Yo pagaría por hacer esto», comenta Miguel. Sala Nasa.