Pescadores de Touro denuncian que la contaminación de las minas llega al Ulla

XOSÉ GARCÍA TOURO

SANTIAGO

X.G.

Varios afluentes, como el Brandelos o el Portapego, arrastran metales pesados Los habitantes de Touro saben que sus ríos están condenados a muerte desde hace años, desde que en 1978 Unión de Explosivos Río Tinto inició la explotación de las minas de cobre. Éstas cerraban en 1988, para ser activadas de nuevo poco después por Explotaciones Gallegas. Con el tiempo, el problema se agudiza, y la contaminación comienza a afectar directamente al río Ulla. Los pescadores y vecinos de Touro reclaman desde hace años soluciones, pero sus quejas, hasta ahora, cayeron en saco roto.

02 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Cuando se empezaron a explotar las minas de cobre, el primer río afectado fue el Brandelos. En su cauce verdoso hoy en día ya no existe vida ni animal ni vegetal y mata todo lo que toca. Tiempo después, quedó afectado el Portapego, cuyas aguas, en la actualidad, son de un intenso color amarillo debido a la oxidación de los metales pesados que arrastra. En los últimos tiempos, los pescadores se dieron cuenta de que la contaminación estaba llegando al Ulla, después de pasar por otro de sus afluentes, el Lañas. El origen de la contaminación se encuentra en las minas de cobre. Antiguamente, existían unas balsas de varias hectáreas de extensión donde se almacenaban los residuos generados por el proceso de separación del cobre a base de reactivos. Esas balsas fueron enterradas después con la tierra extraída en la construcción del polígono de Fontiñas. Precisamente, el Portapego, que es un arroyo, nace al lado de una de esas balsas, en las inmediaciones de la discoteca Dona Dana, y arrastra en su corriente todos estos residuos. Según análisis encargados por el Concello, y realizados por el catedrático de edafología de la Facultad de Farmacia de Santiago, Francisco Díaz Fierros, en las aguas contaminadas se encuentran índices altísmos de metales como hierro, cobre o aluminio. Y la contaminación afecta también, además de a ríos y arroyos, a pozos y otro tipo de acuíferos. Las soluciones deberían pasar por construir depuradoras que filtren el agua de estos afluentes del Ulla, e iniciar un proceso de regeneración de la tierra y de la cubierta vegetal para impedir que las lluvias arrastren los metales pesados de las minas.