Un supermán de carne y hueso que toma vuelo

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

SOCIEDAD

Ramón Leiro

A Álex, con parálisis cerebral, le ponen una capa para una terapia. Pero el superhéroe de verdad lo lleva dentro

18 mar 2020 . Actualizado a las 10:41 h.

Me llamo Álex Guntín y soy el niño más feliz del mundo. No hay duda de que si Álex, al que le faltó oxígeno al nacer y tiene parálisis cerebral, pudiese hablar con soltura esa sería su presentación. Porque eso es lo que desprende Álex. Felicidad pese a todo. Porque la suya, desafortunadamente, no es una alegría regalada. Álex, que es de Vigo y tiene doce años, se gana con sudor cada sonrisa, cada avance. A un crío así, que apenas ve ni habla pero que explota en júbilo cuando le suben a un columpio o una bici adaptada o simplemente cuando le hacen una mueca y le dicen «caca», le tenían que nombrar superhéroe. Y así lo han hecho. Gracias a la colaboración de la Fundación Amigos de Galicia y el colectivo Amencer de Pontevedra, Álex es uno de los niños que asiste a una pionera terapia vestido con un traje especial... de Supermán.

Álex está haciendo Spidersuit, una terapia que le ayuda a mejorar el tono muscular y le corrige posturas para evitar deformidades. Ese tratamiento, entre otras cosas, consiste en vestirse un traje especial, parecido al de un superhéroe, y ponerse literalmente a volar. Mientras el niño está en el aire, los fisioterapeutas trabajan con él para ayudarle a controlar movimientos o hacer que cada vez sostenga más la cabeza.

Esa terapia es especial. Para empezar, porque para comprar los trajes la Fundación Amigos de Galicia reunió 47 millones de tapones, que luego vendió para obtener los 12.500 euros que costaban. Y, para continuar, porque demuestra que Amencer, el centro al que acude Álex, está hecho de otra pasta. Porque Álex y el resto de niños que van a la terapia podrían volar y punto. Pero no. Como los trajes del Spidersuit se parecen a los de superhéroes, en Amencer se dejaron llevar por la magia. Y les añadieron capas de Supermán, Batman o hadas. La fisioterapeuta María Bernárdez, una de esas personas que en vez de hablar con palabras lo hacen con cariño, lo explica: «Hacemos terapias intensivas de tres horas. Tenemos que convencer a los niños de que vienen aquí a jugar. Estos niños primero se pasan la mañana en el cole, luego las terapias... Nunca dejan de trabajar. Tenemos la obligación de que esto sea lúdico», cuenta mientras ella y sus compañeros Sara y Pablo preparan a Álex para volar.

Álex enseguida se mete en el papel. Le dicen que vuele y mueve tanto los brazos que parece un molino. El fisio Pablo le vacila. Le grita «Superman, salchichas con pan» y él rompe en carcajadas. María le insiste en que levante la cabeza. Y la levanta y sonríe. No es que se vea feliz. Es que lo es.

Lo dice su fisioterapeuta y lo grita a los cuatro vientos su mamá, Vanesa Álvarez, a la que ni siquiera le hace falta el traje para ser una superheroína. Ella hace años empezó a recaudar fondos para que su hijo accediese a terapias como esta. Ahora está feliz porque el propio colegio la tiene. Pero antes hacía el petate cada verano y lo llevaba a Madrid o A Coruña. Vanesa pide perdón por perderse la sesión de fotos para el periódico. Está disculpada. Tiene que dormir por el día. De noche hace años que no se acuesta. Vela el sueño de su hijo; por si vuelve la epilepsia. O el monstruo, como ella le llama.