Así se reaprende a caminar con un robot-esqueleto

R. D. Seoane A CORUÑA

SOCIEDAD

César Quian

Un centro de A Coruña aplica uno de los cinco exoesqueletos existentes en España en neurorrehabilitación

19 oct 2020 . Actualizado a las 13:21 h.

La marcha humana, ese movimiento que aprendemos con poco más de un año para caminar erguidos, no es tan sencilla ni automática como pudiese parecer. De hecho, es todo un ejercicio de sincronía que moviliza huesos, músculos, articulaciones en una sintonía casi perfecta de la que casi no nos damos cuenta. A menos que, de repente, no podamos hacerlo. Juan Carlos, de 54 años, sufrió hace dos un ictus cuando iba al volante por la autopista AG-55 A Coruña-Carballo. Su lado derecho dejó de responder. Ayer, embutido en el EksoGT, uno de los cinco exoesqueletos en funcionamiento en España, aseguraba en la clínica Sinapse de A Coruña, centro de referencia para la terapia con estos ingenios robóticos, que «no me explico cómo puedo andar de pie y dar tantos pasos». «Seguridad», dijo sin dudarlo cuándo le preguntaron qué sensación sentía dejándose llevar por un robot de sensores capaz no solo de impulsar sus pasos, sino, al tiempo, ayudar al cerebro a reaprender más rápido a caminar.

«Es una herramienta que facilita el tratamiento, un complemento», subrayó Carlos Rodríguez López, director del centro junto con Tania Romeu, que ayer organizaron una jornada dirigida a profesionales contando con un especialista en la materia, el doctor Franco Molteni, director del Hospital de Rehabilitación Villa Beretta, de Italia.

«Esto es como un entrenamiento», describió Rodríguez, quien insiste que es un plus que añade la robótica a un tratamiento «que ha de ser completo, con diversas técnicas, y que debe ser personalizado, a la medida de cada paciente y sus necesidades».

Personas que han sufrido un accidente cerebrovascular, una lesión medular, un traumatismo craneoencefálico o con esclerosis múltiple pueden beneficiarse de la técnica robótica, con la que, según los especialistas, no solo se puede ayudar a anticipar la recuperación del equilibrio, ponerse en pie y reeducar la marcha, sino lograr otras mejoras en la función cardiovascular, respiratoria y digestiva, además de una reducción de la espasticidad y el dolor. A ello hay que añadir los beneficios psicológicos, porque el simple hecho de verse de pie y caminando ya ayuda a la recuperación.