Casi un 90 % de los bebés que nacen prematuros en Galicia sobreviven

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ / REDACCIÓN

SOCIEDAD

Los métodos no invasivos y el contacto piel con piel han logrado grandes mejoras

15 nov 2019 . Actualizado a las 20:27 h.

El parto prematuro de la portavoz de Podemos, Irene Montero, ha puesto de actualidad un tema que es el pan de cada día en las unidades de neonatos de los hospitales gallegos. Entre un 8 y un 9 ?% de los niños que nacen en Galicia lo hacen antes de tiempo, una cifra que se ha estabilizado en los últimos años. Profesionales como José Luis Fernández Trisac, neonatólogo del Materno Infantil de A Coruña, trabajan a diario para sacar adelante a estos pequeños grandes héroes.

El especialista quiere enviar un mensaje de esperanza a todas las familias que están pasando por el mismo trance en Galicia, y recuerda que «la mayoría de los prematuros incluidos los grandes prematuros salen adelante, aunque entre estos hay más riesgos o hándicap neurológico o problemas en el futuro».

Fernández Trisac recuerda que no es lo mismo un prematuro tardío (entre las 34 y las 36 semanas de gestación) que un niño por debajo de 27 o 28 semanas que es un prematuro extremo.

«La supervivencia en este momento está entre un 80 y un 90 % de los prematuros, incluidos los grandes prematuros. Aunque es verdad que de momento el límite está en las 23 o 24 semanas, donde la mortalidad sigue siendo superior al 50 %». «En la gestación, cada día y cada semana cuenta -afirma el experto-, no es lo mismo nacer con 26 semanas y 2 días que con 26 semanas y cinco días. Cada día de maduración es importante, y a menor edad gestacional y a menor peso más riesgo de tener problemas».

Maduración, no solo peso

Aunque al hablar de prematuros siempre se piensa en el peso, para los neonatólogos «lo más importante es la maduración». «Al final lo que hace falta en el tercer trimestre de la gestación, además de ganar peso, es madurar los órganos. Hay niños de 600 lo 650 gramos con un comportamiento maduro y que evolucionan mejor que algún niño de 800 o 900 gramos que se comporta de un modo más inmaduro».

En los últimos años, el sistema ha evolucionado hacia un menor intervencionismo. «Los neonatólogos -asegura Fernández Trisac- utilizamos ahora cuidados respiratorios menos invasivos de los que usábamos hace años, y hemos visto que es muy importante desde el principio establecer el contacto de los padres con sus hijos, piel con piel, el hacer canguro y el que estos niños puedan recibir lactancia materna. También cuidarlos en un ambiente de neuroprotección que favorezca el neurodesarrollo».

Según el médico del hospital coruñés, el principal reto en la actualidad es «que todos los niños prematuros puedan alcanzar una supervivencia libre de secuelas y de problemas; aunque la meta ideal sería intentar reducir la prematuridad y retrasar lo más posible el momento en el que un niño prematuro nace, porque la mejor incubadora sigue siendo la madre y cada día que pasan dentro del útero es vital».

Aunque, por desgracia, el ritmo de vida actual hace que sea muy difícil alcanzar esta meta. «La sociedad en la que vivimos hace que cada vez el acceso a la maternidad sea más tardío; y la situación en la que vivimos es distinta a la de hace años en cuanto a condiciones laborales, estilo de vida, alimentación... Y, además, muchas veces, derivado de todo esto, hay la necesidad de acudir a ayudas a la reproducción, que conllevan más riesgo de prematuridad». Otro de los retos para los profesionales es realizar un correcto seguimiento de los prematuros. «Se hace uno muy cuidadoso en los primeros años, encaminado a que no tengan problemas serios o mayores; pero no hay que perderlos de vista en la escolarización y en la adolescencia, para vigilar trastornos de conducta o el déficit de atención».

«Al principio, todos los días son una pesadilla»

Hace diez meses que el científico gallego José Manuel Castro Tobío tuvo que dar la vuelta a su vida. Ser padre de gemelos prematuros le obligó a trasladarse a Santiago para aprovechar el apoyo familiar que no tenía en Vigo. «Lo que pasamos con el tema de los niños fue bastante duro y traumático, y todavía continúa». Los gemelos, que ahora tienen diez meses, nacieron con seis y un peso de algo más de un kilo. «Fue una sorpresa, vino de repente, aunque cuando tienes un embarazo gemelar sabes que no llegarás a término». Los niños estuvieron dos meses ingresados en la UCI de neonatos y allí se convirtieron en los más veteranos. «Yo tuve que cambiar mi vida por completo, trabajaba en la Universidad de Vigo y me vine a Santiago». «Lo peor fueron las dos primeras semanas, porque no te dan esperanzas: no sabes cómo van a estar, cómo van a evolucionar, porque tienen todo tipo de problemas. Los ves ahí, en la incubadora, y son tan pequeños... Todos los días son una pesadilla, pero luego vas salvando obstáculos». Aunque el momento de irse a casa es duro, en el caso de José Manuel asegura que lo vivió «con una ilusión muy grande», y fue «como pasar página», a pesar de que los niños requerían cuidados especiales, y se hace difícil. Fue una experiencia «horrible» que aún no está superada del todo, pero, aunque van poco a poco, la evolución es buena y, ahora que llega el buen tiempo, Castro sueña con poder llevarlos por fin «a todas partes».

La demanda de las familias: apoyo psicológico y una fase de transición antes del alta

La experiencia de tener un hijo prematuro es un momento muy duro para el que nadie está preparado. La Asociación Galega de Nenos Prematuros (AGAPREM) se creó para dar apoyo a las familias y trabajar para lograr que la atención sea la mejor posible. Para Rocío Búa, secretaria del colectivo, en Galicia, en los últimos años «a nivel de cuidados hemos avanzado a pasos agigantados, y hemos visto muchas mejoras en cosas que se están haciendo y que mejoran la calidad de los niños»

Sin embargo, aún hay temas pendientes, como el de cubrir la transición entre la estancia en una unidad especializada y la vuelta a casa. «Una demanda de los padres ahora -afirma Búa- es el cambio de la unidad para casa. Lo ideal sería que hubiese una habitación de alta hospitalaria, donde los padres pasen unos días con los niños antes de irse para casa y aprendan, amparados por el personal de enfermería. Sobretodo para los niños que requieren cuidados importantes, porque para los padres enfrentarnos a esta nueva etapa es muy difícil, tenemos mucho estrés encima, y eso nos daría seguridad».

No obstante, desde el colectivo quieren reconocer el valor del personal que los atiende en los hospitales gallegos «El trabajo del personal sanitario es excepcional, tienen una delicadeza especial y una forma de tratarnos que hace que cuando te vas para casa y dejas al niño en el hospital te vas segura».

Apoyo psicológico

Para Rocío Búa, lo peor de dar a luz un niño prematuro es «el miedo, la ansiedad, la angustia, la soledad, la preocupación, la tristeza... Todo eso que te surge cuando se te plantea algo para lo que no estás preparada». Ella recuerda cómo, en su caso, pasó por una fase de negación en la que no quería ver al niño. «Tuve suerte porque el pediatra me hizo ver las cosas y me ayudó, pero ese no es su trabajo. Por eso desde la asociación demandamos más apoyo psicológico, un seguimiento de los padres, que están viviendo una experiencia que no es nada fácil». Consideran que en las plantas de maternidad donde están ingresadas las embarazadas con altas probabilidades de tener prematuros deberían de tener una preparación psicológica. «Si te enseñan la unidad antes de que nazca el niño, te prepara. Y si te habla el ginecólogo no es lo mismo que si te habla el pediatra y te dice que tienes muchas posibilidades de que todo vaya bien».