Hallan cómo acabar con la inmortalidad del cáncer

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Un equipo español anula una proteína que protege los telómeros de la célula tumoral y consigue que envejezcan

14 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las células del cáncer, al contrario de las sanas, no pierden material genético cada vez que se replican, y además lo hacen a una velocidad mucho más alta de lo normal. Los investigadores llevan años buscando la manera de parar esta generación de material tumoral, pero sin mucho éxito, porque las soluciones encontradas hasta ahora eran lentas y tóxicas. En cambio, científicas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) parecen haber hallado una forma eficaz de combatir el crecimiento de un cáncer de pulmón muy agresivo bloqueando una de las seis proteínas que protegen como un capuchón al telómero (cada extremo) de los cromosomas de la célula tumoral.

Este capuchón está formado por seis proteínas, las llamadas shelterinas (del inglés shelter, que es protección), y la estrategia del equipo del CNIO ha sido bloquear una de ellas, la TRF1. Es una nueva diana terapéutica, y aunque todavía está muy lejos de poder aplicarse a los pacientes oncológicos, los primeros resultados en ratones son más que prometedores.

Las investigadoras -María García-Beccaria, Paula Martínez y Marinela Méndez, del grupo de Telómeros y Telomerasa del CNIO-, publicaron su hallazgo en la revista Embo Molecular Medicine. El estudio dice que «cuando se elimina TRF1, se induce una desprotección instantánea de los telómeros, lo que a su vez hace que las células entren en senescencia o mueran», según explicó María Blasco, directora del CNIO.

La inhibición de la TRF1 se hizo genéticamente -con ratones que ya no llevaban la proteína- y también, lo que es más interesante, mediante un compuesto químico buscado a propósito en las colecciones de principios del CNIO (ETP-47037), que puede ser la base para un fármaco futuro. Los ratones tenían todos cáncer de pulmón en su peor versión -con el oncogen Kras activo y sin el supresor tumoral p53- aunque había un grupo de control de ratones sanos para ver si el tratamiento les afectaba. Estos sí sufrieron efectos secundarios, pero eran tolerables.

«Ahora estamos buscando socios en la industria farmacéutica para llevar los resultados a estadios más avanzados del desarrollo de fármacos», dijo Blasco. Como siempre, el desarrollo de un compuesto farmacológico es una tarea muy cara y difícil que solo pueden financiar los grandes laboratorios.