El equipo de Roberto Martínez se vio maniatado por un rival que apenas le dejó espacios, pero no dejó de buscar la portería sin traicionar su identidad
11 jul 2018 . Actualizado a las 00:09 h.Bélgica se quedó a un paso de la final sin traicionar su esencia en ningún momento. Sabía que, a diferencia de lo que sucedió frente a Brasil, difícilmente encontraría espacios para poder sacar brillo a su argumento más afilado, el contragolpe. Pero intentó dominar el partido en todo momento a través del balón, con paciencia. Si algo le faltó fue conectar con Lukaku. Entre Varane y Umtiti se multiplicaron para evitar que entrase en juego, casi siempre por anticipación.
El colectivo de Roberto Martínez buscó los centros laterales, las conducciones de Hazard, las entradas desde la segunda línea... Lo intentó todo, pero Francia le dejó muy poco. Y cuando apareció algún pequeño resquicio, en última instancia estaba Lloris.
Nada más acabar la contienda, las primeras reflexiones de Roberto Martínez eran muy indicativas de lo sucedido: «Es terrible para nosotros, el partido estuvo muy cerrado y se decidió por un detalle. La actitud de los jugadores fue excelente y eso es lo que tenemos que recordar, lo dieron todo hasta el último segundo, presionamos hasta el final, un gol en un saque de esquina es parte de los detalles. Tenemos que digerir esta decepción, todavía tenemos un partido para terminar bien el torneo. Estoy orgulloso pero decepcionado».
Deschamps era la otra cara de la moneda: «Hemos trabajado mucho en defensa y tuvimos contras para matar antes el encuentro, pero igualmente chapeau por mis jugadores, que van a jugar esta final».
La mejor generación de los diablos rojos se ha quedado a un paso de la final y deja la estela de ser uno de los poquísimos equipos del Mundial de Rusia que ha tratado de buscar la victoria y no de esperarla. Francia, sin asumir riesgos, intenta minimizar a cada rival que se le pone delante y exprime sus escasas ocasiones. Con esa propuesta luchará por el título intercontinental.