Argentina avanza con mucha agonía

M.G.Reigosa

RUSIA 2018

HENRY ROMERO | REUTERS

Banega prendió la luz del fútbol albiceleste, Messi abrió el marcador, Mascherano recuperó el miedo con un penalti y Rojo decidió con un fogonazo a falta de cinco minutos ante una Nigeria osada (2-1)

26 jun 2018 . Actualizado a las 23:29 h.

Argentina está en octavos, con mucha agonía. Banega encendió la luz del fútbol albiceleste, Mascherano la apagó con un penaltito y el defensa Rojo decidió con un fogonazo en el minuto 85. Remató en el área como un delantero un buen centro lateral de Mercado, al tiempo que el centrocampista Moses no contrarrestó como un zaguero. Al menos, no estorbó lo suficiente.

Sampaoli, sea por convencimiento, por consenso con los jugadores o por exigencia del vestuario, volvió a cambiar el once y la disposición de los futbolistas sobre el tapete. De todos los cambios, hubo dos que le dieron otro aire al equipo. Banega, al lado de Mascherano, cogió el timón y movió la nave albiceleste cuándo y cómo quiso. Higuaín se desplegó por las inmediaciones del área y fue siempre una referencia para la segunda línea.

Sin desplegar un fútbol excelso, Argentina mejoró notablemente las prestaciones de las dos anteriores comparecencias. Banega le dio vuelo y espacio. A los seis minutos ya envió un pase que dejó a Tagliafico en buena disposición para encarar la portería. En el 13 conectó con Messi, desde treinta metros. Vio el hueco, vio a La Pulga y le telegrafió un servicio postal a la espalda de la zaga. Messi, con su control, extraordinario, y su definición, puso el matasellos, camino de la red.

En la primera parte no hubo noticias de Nigeria en ataque. Armani, que entró por Caballero en el once, apenas tuvo que intervenir. Argentina estuvo cerca del segundo. Lo impidió Francis Ozoho, tapando ante Higuaín y volando para tocar con la puntita de los dedos una faltaba botada por Messi que se fue al palo.

El partido dio un vuelco en el arranque del segundo tiempo. Esos pequeños abrazos en el área que ahora no pasan nunca inadvertidos le costó un penalti a Argentina, de Mascherano sobre Bolegun. Cakyr no dudó y el VAR ratificó. Moses ejecutó con la tranquilidad de quien se toma un café.

A partir de ahí el choque aparcó los corsés. Nigeria, que es un equipo atípico, que no está diseñado para una defensa a ultranza, buscó la portería contraria. Y Argentina, a la que no le valía el empate, también. Dónde no llegó la táctica apareció el corazón. Sampaoli puso toda la leña en la caldera con los cambios y encontró premio en el minuto 85, poco después de que Higuaín marrase una opción muy clara. Antes también tuvo el partido en sus pies Ighalo, pero chutó alto tras un mal despeje de Rojo. Y en el 83 Armani le ganó el mano a mano.