Isco, una luz entre sombras

M.G.Reigosa

RUSIA 2018

FABRIZIO BENSCH | REUTERS

El centrocampista, elegido el mejor del partido, se echó a la selección a la espalda

25 jun 2018 . Actualizado a las 23:38 h.

España se clasificó sin decoro, dejando muchas dudas, con escasas luces y pocas sensaciones para alimentar el optimismo. Isco es de las excepciones que se salvaron en ese paisaje sombrío, especialmente en la primera mitad. Fue de los que se echó el equipo a la espalda y de los que sacó brillo a su repertorio, con buenas ayudas de Iniesta.

David Silva, sin embargo, sigue fuera de punto. Thiago no acabó de cogerle el hilo al encuentro. El centro del campo no carbura, no domina la contienda. Sin balón, el equipo sufre, porque le cuesta robar y deja demasiados espacios. Con balón, le faltan ritmo e ideas para desordenar a los rivales, aunque siempre puede apelar a los destellos individuales.

Casi todo lo bueno del período inicial tuvo al madridista como protagonista. Acunó un saque largo, de espaldas, como si tuviese pegamento en la bota. Marcó el primer gol de España con aplomo, aprovechando un gran pase atrás de Iniesta. Y filtró a la media vuelta un servicio de oro al propio Iniesta, que ganó la línea de fondo. Marruecos defendió bien el envío atrás.

Isco se ofreció en todo momento y supo canalizar el juego de España hacia el costado izquierdo porque detectó que allí había más oportunidades y, por allí, entre él e Iniesta, con el apoyo de Jordi Alba, fabricaron las mejores llegadas. Tras el descanso, bajó algo el protagonismo de Isco, si bien hizo gala de una de sus mayores virtudes, la capacidad para esconder el balón sin que se lo roben. Y estuvo muy cerca de sumar el segundo tanto, de cabeza. Saiss lo evitó sobre la línea. A ese brillo creativo le sumó un generoso esfuerzo sin balón, porque trabajó a destajo en el repliegue. Al final fue elegido el mejor jugador del partido.

Paciencia contra tarascadas

A todos los méritos acumulados le sumó otro que tiene un valor enorme. Sufrió un sinfín de tarascadas, le hicieron faltas de todo tipo y pelaje, algunas bastante feas. Que Amrabat acabase el partido sin ser expulsado tiene difícil explicación. Y, a pesar de todo, ni perdió la compostura, ni se fue del partido ni se entregó a las protestas.

Isco no solo fue el mejor del partido. Se puede extender esa calificación al conjunto de los tres partidos de la liguilla. Es una de las pocas certezas de la selección, junto con el buen hacer de Diego Costa en punta de ataque. Y el oportunismo de Iago Aspas, siempre dispuesto a aprovechar cada oportunidad que le brinden.

Por contra, quedan abiertos debates preocupantes, especialmente dos. Al equipo parece faltarle nervio, ese punto de tensión que le costó el primer tanto y casi otro en un saque de banda. Y, en la portería, De Gea sigue con mala cara. Sacó dos buenos balones, pero de nuevo hizo la estatua, en el segundo de Marruecos.