Sobredosis de talento

X.Fernández

RUSIA 2018

LUIS ACOSTA | afp

La mezcla de jugadores de un mismo perfil en la segunda línea atascó el ataque

21 jun 2018 . Actualizado a las 00:02 h.

A España le hace falta despendolarse. Pecar un poco. Algo de esa vanidad tan propia de la pelea de gallos que se vive en el torneo doméstico. En la Liga, los más chulos vienen de fuera a lucir plumaje y eso lo paga luego la selección cuando sale a competir y el rival se pone en plan adulador desde la táctica. Si el contrario capitula, no hay partido. Queiroz llamó a los españoles «superhéroes» y dijo que para los suyos el duelo en sí ya era una victoria; que pasara lo que pasara saldrían aprendidos. Por eso sería que los juntó a todos bien apretados en torno al área; para que incluso los más miopes pudiesen contemplar perfectamente la magnitud de semejante adversario. Hasta el último tramo de la cita, solo se perdieron a De Gea, que tampoco está para que lo miren mucho.

En esos trances precisa España de alguien que efectivamente asuma la responsabilidad de la lección. Con un punto de chulería, si es preciso. Pero la excampeona del mundo está abarrotada de gente humilde precisamente en la línea en la que más convendría un fanfarrón de los que gesticulan desairados cuando el compañero no le cede la bola y ponen cara de sorpresa si el oponente se atreve a arrebatársela. Hierro, que aún anda con pruebas porque los conoce a todos pero aún no ha detectado cuál puede ser el más soberbio, sacó a cuatro de sus futbolistas de mayor talento y los colocó entre las filas de piernas iraníes, a que se pasaran la pelota entre ellos.

Enseguida se volvieron multitud Lucas, Iniesta, Silva e Isco. Cada uno por un motivo. El gallego se tomó en serio lo de abrir el campo y apenas salió de una esquina a la sombra en la que pasó desapercibido para sus compañeros. El manchego está empezando a irse poco a poco, empecinado en la imposible misión de que no se le eche de menos. Estuvo discreto frente a Portugal y repitió contra Irán. Como esos oficinistas veteranos que a las puertas de la jubilación aceptan entrenar a su relevo. Intentando no molestar, atento al juego pero sin dejar huella. Algo más aportó su colega canario, que tampoco ha deslumbrado en lo que va de cita, pero chutó en un par de ocasiones desde fuera, demostrando que no da calambre armar la pierna.

Isco sigue a otro nivel

Solo Isco colmó las aspiraciones de Queiroz. Es probable que algún jugador regrese a Teherán con un nuevo gesto técnico que entrenar después del verano. Quizá ese pase arrastrando la pelota con el interior para meterla en el área mientras le daba la espalda a la jugada. O alguna de las muchas conducciones cabeza en alto buscando quien tirara un desmarque. Le sobraron a Isco socios de su mismo perfil y echó en falta de los otros. Consiguió la selección juntar varios especialistas en generar espacios, pero tras las oportunas maniobras, nadie apareció en esos escasos metros de césped libre. No había balones suficientes para entregarlos al pie de todos.

Jugar durante una hora solo en terreno del más débil hizo además mucho daño a los laterales, acostumbrados a irrumpir por sorpresa en un campo que ayer concluía antes de tiempo. Alba y Carvajal recibieron quietos, cada uno en su rincón, en beneficio de la marca. A Carvajal se le notó la inactividad de las pasadas semanas y junto a Lucas inutilizó prácticamente el costado derecho.

Hasta que el gol se tropezó con Costa, abandonado a su suerte en un área vedada al resto del equipo, España se enredó en un rondo sin porterías ni protagonistas. Incluso Busquets, consciente del atolladero, hizo el esfuerzo de probar el disparo. Ramos también se instaló lo suficientemente cerca como para intentarlo de haberle caído algún rechace. Pero solo Isco, a ratos, se echó al equipo encima. Si la selección, tan favorita, acabó venciendo de rebote y achicada en torno a De Gea fue porque le sobra talento pero le falta soberbia