Portugal empató contra España en el estreno mundialista en Rusia con el mismo fútbol que le valió para conquistar la Eurocopa hace dos años en Francia. Junta mucho las líneas, busca el robo de balón y trata de salir con velocidad. Y, además, tiene a Cristiano Ronaldo, que otra vez fue decisivo. El seleccionador portugués salió de inicio con él y con Guedes en punta para eso, para las transiciones rápidas. No le importa esperar al adversario atrás, a veces incluso cerca de su área. No le importa que pasen los minutos sin tener el balón.
A España le faltó encontrar el cuarto gol después de ponerse por delante en el marcador, porque en ese contexto de partido, cuando se ve obligado a asumir más riesgos, el equipo de Fernando Santos no está cómodo. Cuando Cristiano y Guedes salían a presionar en primera línea, al conjunto luso le entraban las dudas, se rompía, y España acababa encontrado la manera de avanzar con superioridades. Pero no lo aprovechó.
También es cierto que a Portugal le vinieron las cosas bien dadas. Se encontró con el penalti nada más empezar, con el fallo de De Gea al filo del descanso y con una falta que se podía haber evitado cuando el partido estaba ya casi acabado. Además, al portero se le vio algo nervioso, después de lo que pasó en el segundo tanto.
España tuvo la posesión, controló el juego durante muchos minutos, pero cometió más errores que su rival. Y esto, en un Mundial, lo acabas pagando.