La pesca coloniza el siguiente eslabón

A. Buíncas REDACCIÓN / LA VOZ

TERRA

MARTINA MISER

No solo de campañas de promoción viven las organizaciones de productores pesqueros (OPP). En los últimos tiempos han invadido el campo de la transformación para dar más valor a sus capturas

31 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los reproches que siempre se hacía al sector extractivo es su falta de implicación en la comercialización de su producto. Que tras dejarlo en la lonja se despreocupase de otra cosa que no fuese el precio. De dejar el valor añadido en manos del siguiente eslabón. Pero eso ha cambiado desde que Bruselas, a través del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP), incentiva la implicación de los productores, que se agrupan en organizaciones para emprender planes de producción y comercialización que contribuyan a mejorar la competitividad y rentabilidad del sector.

Lo malo es que ahora que se han decidido —y arriesgado— a dar el salto al siguiente eslabón de la cadena, Bruselas viene con las rebajas, recortando la parte subvencionable de esos proyectos que, en algunos casos, han sido de auténtico éxito. Varias de esas iniciativas se expusieron hace unas semanas en la jornada sobre Organizaciones de Productores Pesqueros (OPP) que la de Puerto y Ría de Marín (Opromar) organizó en Madrid.

Puerto de celeiro

Combinar la subastas físicas con las pujas «online». Una de las organizaciones de productores más veteranas es la de Puerto de Celeiro (OPP 77), constituida en el 2014 sobre la base de la sociedad anónima que 65 armadores constituyeron en 1994 para gestionar el puerto con criterios empresariales. Desde que la entidad fue reconocida como OPP, Puerto de Celeiro se adentró hasta la cocina de la comercialización. Logró para sus productos el distintivo Galicia Calidade (2015), peleó con éxito por la certificación Friends of the Sea, que acredita la sostenibilidad medioambiental y social de su pescado, y desarrolló un software de trazabilidad en el 2016. Todo eso , explicó Eduardo Míguez, director adjunto de la entidad, condujo a que Puerto de Celeiro amarrase en el 2017 el premio Alimentos de España. Pero esa no ha sido la meta. Se han embarcado en más acciones para profesionalizar todavía más la flota, promover el consumo y mejorar la comercialización. Acciones que se materializan en el programa de observación electrónica que han implantado, en las acciones de formación para sus tripulaciones, o la organización de talleres con los escolares para captar futuros consumidores. Pero los proyectos estrella aún están por venir. Y con ellos esperan revolucionar la forma de comprar pescado organizando subastas a la carta, combinando las tradicionales, con pujas físicas, con las online, los encargos, las ofertas directas y los acuerdos directos entre armador y comercializador. Un sistema de ecoetiquetas QR y la digitalización de la flota son otros proyectos que están cocinándose en esta OPP.

Orpagu

Planta específica para transformar grandes peces. Si ha invadido el siguiente eslabón de la cadena que incluso está construyendo una planta frigorífica y de transformación en Tui. Los armadores de la Organización de Palangreros Guardeses incluso han elaborado sus propios productos, la mayoría en el sector gourmet que han conseguido colocar, incluso en el mercado de Estados Unidos. Hasta están diseñando un exoesqueleto para los futuros trabajadores de la planta, que tendrán que trabajar con grandes peces, de tamaño y peso considerables. Es, explicaron Joaquín Cadilla y Juana Parada, presidente y directora gerente de Orpagu, una planta multipropósito para la valorización y mejora de la comercialización de las capturas de los palangreros guardeses. Ninguno ocultó las dificultades que han tenido que ir sorteando. La última ha llegado con la subida de los precios de los materiales de construcción. Con todo, la organización confía en que la planta esté operativa a finales de este año y contribuya a mejorar la comercialización de los productos de la pesca de los miembros de la OPP y también su rentabilidad económica.

Con sus capturas, elaboran las Delicias de Anzuelo, productos transformados a base de pez espada y atún, en distintos formatos: en lomos, ventresca y hamburguesas. Las de pez espada se las rifan en EE. UU. Por el momento, se están fabricando en instalaciones de terceros, pero la puesta en marcha de su planta de Tui permitirá aumentar el volumen de producción y, sobre todo, generar empleo y fijar población en zonas pesqueras de la zona rural.

 Opmega

Reinventando el mejillón. Si hay un sector tradicionalmente cautivo de la industria ese ha sido el mejillón. Una dependencia que ha provocado no pocas revueltas en los muelles. Tiranteces que acabaron en la Comisión Nacional de Competencia con tirón de orejas en forma de sanciones económicas tanto para productores como para transformadores. La Organización de Productores de Mejillón de Galicia (Opmega) se ha decidido a poner el pie en ambos eslabones. Empezó entrando en el accionariado de una depuradora (Mariscos Antón) y continúa con la planta proyectada en Boiro en la que producirá mejillón congelado, vianda de bivalvo y media concha. Tendrá dos líneas: una de congelado, siguiendo el método IQF (individual quick feezing) con glaseado del producto y otra de envasado, donde se introducirá el producto en cajas y envases que garanticen la conservación, el correcto etiquetado y la trazabilidad. Se comercializará el producto a granel, en cajas de cartón de hasta 10 kilos con bolsa interior y en bolsas individuales (de 200 gramos a un kilo).

 País Vasco

La bajura con marca propia. No solo en Galicia los productores le han movido los marcos a otros estratos de la cadena de la pesca. En el País Vasco, la Organización de Productores de Guipúzcoa (Opegui) también se ha adentrado en la valorización del producto. Miren Garmendia explicó el espíritu de la Kofradia Itsas Etxea, que no es más que ser como la casa de los pescadores de bajura del País Vasco. No se trata de un mero espacio físico donde descargar y comercializar el producto, expuso la gerente, sino que se busca un triple objetivo. El primero, crear una marca que conceda más valor a un pescado que de por sí tiene enorme calidad, fomentar su consumo y, de paso, asegurar el relevo generacional, hoy en entredicho, a través de la visibilización, de hacer presente que el sector pesquero existe y da vida a la sociedad. Así es que se organizan experiencias gastronómicas, que se apueste por una tienda propia y que se desarrollen iniciativas de las que los jóvenes son los principales destinatarios. En definitiva, «bajo las premisas de sostenibilidad, calidad y autenticidad se da altura de miras a la pesca de bajura del País Vasco», como expuso Garmendia.

 La piscicultura se une

Recuperar la tenca y potenciar el atún rojo. Más callo en eso de poner una pica en la transformación tienen las empresas de acuicultura. Pero también tienen mucho trabajo que hacer en el plano de la comercialización. Principalmente, explicar qué es la cría y engorde de especies marinas y vencer la resistencia —cada vez menor, todo hay que decirlo— al consumo de peces cultivados. Y es desde la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar u OPP 30) como abordan las iniciativas colectivas orientadas a avanzar en la sostenibilidad de la acuicultura española y las acciones de información y comunicación para mejorar la imagen del sector ante la sociedad, afianzando la confianza en este método de obtención de pescados, mariscos y algas para el consumo humano.

Apromar, explica su portavoz Garazi Rodríguez, busca generar y dinamizar una comunidad de personas preocupadas por la sostenibilidad de lo que consumen, que disfruten comiendo pescado y de la dieta mediterránea y, sobre todo, las que están dispuesta a apoyar esta actividad económica con sus hábitos de compra.

La innovación es otro de los aspectos en los que trabaja esta OPP, no en vano es uno de los pilares sobre el que se debe asentar el crecimiento de la acuicultura. En este sentido, han abordado un estudio nutricional sobre el atún rojo y, además, están analizando el cultivo de la tenca en España, tratando de recuperar el pulso que la cría de esta especie piscícola demostraba antaño y que tanto ha supuesto para el desarrollo y dinamización de las zonas rurales de comunidades como Extremadura.

 Opromar

Asesoría, promoción y creación de nuevos productos. La que fue la anfitriona de la jornada de repaso de las acciones que las distintas organizaciones de productores han emprendido para mejorar económica, social y medioambientalmente el sector del que viven, Opromar, también tiene que contar en este sentido. Iniciativas de asesoramiento legal a los socios y campañas de promoción de los productos de las flotas adscritas a la entidad al margen, desde la Organización de Productores del Puerto y Ría de Marín también se han inventado un nuevo producto: el mince. Se trata de un producto, desarrollado en colaboración con el CSIC, elaborado con especies que se capturan de manera accidental y que apenas tienen valor comercial en el mercado, como el escarapote o la faneca. Y para su fabricación han puesto en marcha una planta piloto para valorizar las proteínas marinas obtenidas a partir de descartes pesqueros. También se ha embarcado en el proyecto Sicaptor 2.0, un sistema de visión artificial que permite cuantificar de forma automática la captura total a bordo del buque para reducir descartes y está explorando un proceso de trabajo a bordo que permita eliminar el anisakis de los productos que capturan los pesqueros de la organización.