
Esta unidad externa soluciona el problema de almacenamiento de la máquina de Microsoft con capacidades de hasta 5 TB, que permite guardar 125 juegos en su interior.
31 ene 2023 . Actualizado a las 16:27 h.Compramos la última videoconsola del momento, o mejor, nos la regalan. La enchufamos a la alimentación, un cable HDMI al televisor o el monitor, otro Ethernet al rúter para jugar sin problemas de lag o retardo, y empezamos a descargar nuestros juegos favoritos. Cuando llevamos cinco o seis títulos nos damos cuenta de que el disco de nuestra flamante máquina está casi lleno. ¿Qué ha pasado?
Lo que para un PC puede ser suficiente, para una consola de salón es un hándicap que amenaza con no poder sacarle todo el partido. Sí, se puede jugar en la nube sin necesidad de tener juegos descargados, pero ¿qué pasa si no queremos atarnos a una suscripción y preferimos guardar algunos juegos de referencia en la PS5 o la Xbox? La máquina de Sony ofrece 825 GB de capacidad, mientras que su rival de Microsoft llega hasta 1 TB en el caso de la Series X, que se reducen a 500 GB en su hermana pequeña, la Series S.
Precisamente, una de las diferencias de la Xbox Series S con respecto a las otras dos consolas es que no cuenta con unidad blu-ray para insertar discos de juego físicos, por lo que si no se quiere tirar de Game Pass hay que usar el almacenamiento interno sí o sí. Y aquí llega el problema, porque algunos juegos triple A, como los de la saga Forza Horizon, por ejemplo, ocupan más de 100 GB, con lo que la capacidad interna se queda corta, muy corta.
La solución más sencilla a este problema es utilizar la entrada USB de cualquier consola para conectar un disco duro externo, sin problemas y sin necesidad de abrir la máquina y sustituir la unidad interna, que es más complejo y exigiría además reinstalar el sistema operativo. Y aquí es donde entran los discos duros WD_Black P10, que además cuentan con una versión específica para Xbox.
Hemos podido probar una unidad de 3 TB del WD_Black P10 Game Drive para Xbox, un disco duro externo de gama alta que cuesta 119 euros e incluye una suscripción de 1 mes a Xbox Game Pass Ultimate (ofrece acceso a más de 100 juegos en consolas y PC, además de funciones de multijugador en línea en consolas).
El diseño es similar al de la línea WD Black, aunque con un logo específico de Xbox y los bordes laterales en color blanco. Hay versiones desde 1 TB (85 euros) hasta 5 TB (144 euros), que permite guardar 125 juegos, almacenamiento suficiente para que la mayoría de usuarios no tengan que borrar juegos antiguos para poder hacer sitio a los nuevos.
Con velocidades de hasta 130 MB/segundo, el rendimiento está asegurado para poder disfrutar de los juegos sin límites. Quienes den el salto de la Xbox One a las nuevas Series X/S pueden hacer una copia de seguridad de toda su colección de juegos e inmediatamente empezar a jugar en sus sucesoras, porque la retrocompatibilidad de la máquina de Microsoft lo permite. Los juegos diseñados específicamente para Xbox Series X/S no se pueden ejecutar directamente desde el disco externo, pero sí se pueden almacenar en él para, en caso de volver a querer jugarlos más adelante, reinstalarlos en la memoria interna de la consola.
Una de las ventajas de estas unidades externas es que son plug&play, basta con enchufarlas y ya nos pregunta si queremos formatearla para la Xbox; a partir de ahí tenemos todo a punto para utilizarlo siempre que queramos. Con una garantía de tres años, en el caso de nuestra unidad de 3 TB las medidas son muy contenidas (118 x 88 x 20,8 mm) y en la caja se incluye un cable USB Type-A a Micro-B, además de la guía de instalación rápida.