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El primer dron gallego puede volar hasta nueve horas de forma autónoma

Javier Armesto Andrés
javier armesto REDACCIÓN / AGENCIA

OCIO@

Verónica Vázquez

El Zarek V2 nace de la unidad mixta de investigación en la que participa la Xunta

28 oct 2018 . Actualizado a las 01:29 h.

«No hablamos de un dron al que acoplamos una cámara y con el que hacemos fotos en bodas». Carlos Calvo, director del Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) resumía así la diferencia entre los aparatos que estamos acostumbrados a ver desde hace algunos años y los UAV (vehículos aéreos no tripulados) como el que han desarrollado conjuntamente el ITG y la empresa SDLE (Star Defence Logistics & Egineering). En un acto en A Coruña presentaron los avances de la unidad mixta de investigación formada por estos dos socios -SDLE se encarga de construir el dron y el instituto gallego, de dotarlo de la inteligencia necesaria-, que se han plasmado en Zarek V2: el primer dron gallego.

Este aparato de ala fija, con forma de avión y un peso de 25 kilos, puede volar durante más de nueve horas seguidas y a una velocidad de crucero de 100 kilómetros por hora. También es capaz de despegar y aterrizar en horizontal, pudiendo acceder a ubicaciones de difícil acceso. Calvo situó al Zarek V2 como punta de lanza para situar a Galicia como referencia en un mercado, el de los drones, «que va a mover 100.000 millones de dólares en los próximos cinco años».

El proyecto ha costado 2 millones de euros, de los que la Xunta aporta un 30 %. Supone una demostración de capacidad tecnológica porque en su desarrollo intervienen áreas como inteligencia artificial, sensórica y aviónica avanzadas, Big Data, industria 4.0 y las herramientas necesarias para su explotación comercial.

Patricia Argerey, directora de la Axencia Galega de Innovación, afirmó que el objetivo es «crear un polo aeronáutico global en Galicia, dotar de mayor autonomía de vuelo a las aeronaves y tener UAV más seguros». La Xunta tiene comprometidos en este sector 150 millones hasta el 2020, «una apuesta sin precedentes en una administración autonómica», aseguró.

El trabajo de la unidad mixta FASTFly abarca tres líneas principales. Una es el propio dron, pensado para volar más allá de la línea de vista del piloto y con menor necesidad de intervención humana, por lo que se reducirán los costes operativos. «El centro de mando puede estar en remoto, a 40, 200 o mil kilómetros, sin necesidad de que el piloto esté sobre el terreno», indicó Eduardo Faro, de SDLE.

En segundo lugar se están diseñando una especie de nidos de recarga inteligente y autónoma (Drone in a Box) que permitirán al Zarek V2 operar en largas distancias o durante periodos ininterrumpidos. Cuando se agotan sus baterías, la aeronave regresa y se carga ella sola. Parece tan sencillo como un robot aspiradora, pero es tan sofisticado como el cohete Falcon 9 de Space X que aterriza de nuevo tras cumplir su misión.

Por último, gracias a un avanzado sistema de telemetría el dron podrá llevar a cabo un mantenimiento predictivo, optimizando los costes operativos y reduciendo el número de accidentes.

Solo dos aspectos limitan la operatividad de estos aparatos: la falta de una legislación para integrarlos en el espacio aéreo, y de un sistema eficiente para que miles de drones vuelen y se comuniquen entre ellos de forma segura. El gallego es el único instituto tecnológico español en un proyecto europeo para regular este tráfico. A su lado, los patinetes eléctricos de las ciudades son un juego de niños.