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«Habrá muchos beneficios para la vida real gracias a las máquinas conectadas»

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez BARCELONA / ENV. ESPECIAL

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Steve Brumer, experto en Internet de las cosas, lleva 24 años trabajando con máquinas conectadas
Steve Brumer, experto en Internet de las cosas, lleva 24 años trabajando con máquinas conectadas César Rodríguez

El consultor estadounidense Steve Brumer lleva 24 años trabajando en el sector de las máquinas conectadas. Con su trayectoria, aporta la perspectiva necesaria para entender un fenómeno que cambiará nuestras casas y la industria

05 mar 2018 . Actualizado a las 09:46 h.

Para poner en perspectiva el fenómeno de las máquinas conectadas, nadie mejor que un experto.Steve Brumer, socio de la consultora 151 Advisors, lo es. Nos atiende en un momento de pausa en medio del fragor y el ajetreo del Mobile World Congress más futurista. Habla claro, rompe algunos mitos y señala cuál es el principal obstáculo para la generalización de esta tecnología: la falta de formación en la industria y en el comercio.

-Todo el mundo habla ahora de Internet de las cosas, ¿qué es? ¿Cómo lo define?

-Llevo 24 años trabajando en la tecnología «máquina a máquina». Internet de las cosas (IOT) es lo mismo, un término de márketing para hablar de cosas que hablan con otras cosas a través de Internet, con o sin cables. 

-¿Cuándo la gente va a percibir que las máquinas hablan más que las personas?

-(Risas). Uno de los principales problemas que tenemos hoy en día en la industria es la falta de formación. En la mayoría de los casos las personas que atienden a los consumidores en una tienda no han sido formados en IOT. Tenemos un problema de formación en todo el mundo que hay que corregir ya. ¿Cómo te va a vender objetos conectados alguien que no sabe nada sobre ellos? Va a llevar unos años desarrollar plenamente la Internet de las cosas, tanto en la industria como el mercado final. Yo tuve uno de los primeros teléfonos móviles en los 70. Después todo evolucionó de forma muy lenta. Con la Internet de las cosas tardaremos unos cinco años en que la gente esté cómoda comprando dispositivos. 

-Las máquinas conectadas de nuestras casas van a producir mucha información. ¿Cómo la gestionaremos?

-Un usuario medio no va a hacerlo. Pensará que esas cosas son magia (risas). La mayoría no sabe cómo funciona su móvil, pero lo usa. Alguien de veinte años no sabe cómo se hace una llamada desde tu teléfono al mío, pero lo usa. No saben cómo se generan los números. Hay que garantizar la seguridad y fomentar la confianza. La clave es la confianza. Aún hoy en Estados Unidos hay personas nerviosas cuando pagan con tarjeta de crédito. Siempre hay que poner el foco en el usuario final. ¿Qué quieres hacer con tu coche? ¿Qué quieres hacer con tu casa? 

-¿Hay otros problemas fundamentales?

-Las tres preocupaciones fundamentales ahora mismo, en el 2018, son la formación, la seguridad (tenemos que garantizar la seguridad de los datos) y la integración de todos los dispositivos. Tanto para las compañías como para la gente debe de ser fácil poner todo junto. Hay que decirles a los consumidores en qué se gastan su dinero y recordarles que esta tecnología puede salvar vidas y, a la vez, traer grandes ventajas en el día a día.

-Esas son las preocupaciones ahora, ¿y dentro de diez años? ¿Qué pasará?

-Pues que estaré jubilado (risas). La industria se mueve tan rápido que no es fácil hacer predicciones (Brumer aventura que en tres o cuatro años se generalizarán los usos básicos de la Internet de las cosas y que los objetos inteligentes serán frecuentes en las casas). Vamos a ver como muchas tareas son más fáciles de realizar. 

-¿Es importante la labor de los poderes públicos?

-Voy a poner un ejemplo. Nadie les ha contado a los habitantes de Barcelona que están usando Internet de las cosas para arreglar problemas. Una vez más, tenemos un problema de formación y de educación. Hay que decirle a la gente en que gasta su dinero (se refiere a los impuestos). Y recordar las ventajas de esta tecnología. Los sistemas de control de inundaciones con máquinas conectadas salvan vidas. 

-¿Hay riesgo de agrandar la brecha digital si no todos los países o zonas no desarrollan al mismo tiempo la Internet de las cosas?

-El escenario no es diferente del que vivimos con el smartphone o el portátil. En algunas zonas llevará más tiempo que en otras, pero nada más. Una vez más, hay que hacer hincapie en que la clave es la facilidad de uso. Si a la gente de veinte años le resulta más fácil hacer algo de forma electrónica, van a hacerlo.