El superordenador gallego mejorará el diagnóstico médico y la predicción del tiempo

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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XOAN A. SOLER

Rueda reivindica en su estreno la sede de la agencia nacional de inteligencia artificial

22 sep 2022 . Actualizado a las 17:42 h.

El Real Jardín Botánico de Madrid se nutre de los cálculos del Finisterrae para estudiar la evolución de las plantas, la Estación Biológica de Doñana para conocer cuál es la mejor estrategia para la conservación de las especies, el Instituto de Astrofísica de Andalucía para descifrar el universo más allá de nuestra galaxia... Y así hasta 800 centros científicos y empresas de toda España que recurren al superordenador del Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga), con base en Santiago, para realizar predicciones y simulaciones, una pieza esencial para sus investigaciones.

Lo mismo que en la comunidad hace Meteogalicia para afinar sus modelos climáticos y realizar sus predicciones con mayor exactitud; el Instituto Español de Oceanografía en A Coruña para determinar la evolución de las corrientes marinas, la Fundación Pública Galega de Xenómica para manejar millones de datos de nuestro ADN y establecer así diagnósticos para enfermedades raras o los grupos de las de las universidades para el descubrimiento temprano de fármacos o para la monitorización genómica de la epidemia de coronavirus.

Para todas estas funciones son claves las operaciones realizadas por el Finisterrae, que acaba de multiplicar por doce su capacidad de cómputo hasta el punto de poder realizar 4.360 billones de operaciones matemáticas por segundo. De esta forma se convierte en el segundo con mayor capacidad de España, después del Mare Nostrum de Barcelona, y, aunque no se encuentra entre los 500 principales del mundo, sí pasa a ser uno de los más competitivos de Europa.

Así lo destacó ayer en la inauguración de la evolución de la máquina, para lo que se invirtieron siete millones de euros aportados en su mayoría por Europa (80 %), la Xunta (15 %) y el CSIC (5 %), el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, quien reafirmó su compromiso de colocar a Galicia en la élite de las tecnologías de alta prestación al servicio de la investigación y de la industria.

«Ya estamos en el grupo de cabecera y en una situación puntera, pero tenemos que ir a más, y vamos a ir si ninguna duda», dijo. Situación que también aprovechó para reivindicar a Galicia como sede de la futura agencia Estatal de Supervisión de la Inteligencia Artificial, para lo que existen «argumentos muy sólidos» y «razones de sobra».

Del nuevo Finisterrae no solo destaca su capacidad de cálculo, sino también su adaptación para realizar múltiples operaciones distintas a la vez. «Permite hacer más cálculos en paralelo y a una mayor velocidad, por lo que operaciones antes llevaban días o semanas ahora se pueden hacer en dos días o en horas, y es tiempo que ganamos», explica José María Martell, vicepresidente de Investigación Científica y Técnica del CSIC, institución socia de la Xunta en el superordenador. Y contar con superordenadores más potentes, como el Finisterrae III, «también nos permitirá predecir mejor el futuro a corto plazo tanto para conocer los impactos del cambio climático como la evolución de las especies y hábitats», resume como ejemplo Martell.

Pero con tantos usuarios, la capacidad renovada del Finisterrae ya se empieza a quedar corta. «Lo estamos inaugurando y ya se quedó pequeño», advirtió Rueda. Pero aumentar su capacidad para situarlo entre los 500 mejores del mundo requiere una inversión de al menos 37 millones de euros, según explicó el director del Cesga, Luis Oroso.