La falta de médicos abre una brecha en la atención sanitaria pública de Portugal

EL RENACER DE PORTUGAL

Vítor Mejuto

La escasez de facultativos lastra el servicio, y se acusa más en centros del interior

31 ene 2018 . Actualizado a las 12:10 h.

Un hombre aguarda a ser atendido en la puerta de entrada de Urgencias del hospital de Santa Maria, en Oporto. Está tumbado en una camilla, fumando. No se sabe cuánto tendrá que aguardar para ser atendido, pero hace unos días la gripe multiplicó el trabajo en los complejos sanitarios. En algunos centros públicos del país los usuarios de ese servicio tuvieron que esperar hasta catorce horas para que los viera un facultativo. Lo recuerda Francisco Mourão, médico especialista en Pediatría y miembro de la Ordem dos Médicos de Portugal, y que trabaja en la Unidade Local de Saúde de Alto Minho, en Viana do Castelo. Explica que «esa lista de espera es producto del grave problema de falta de médicos que está habiendo en el país para trabajar en la sanidad pública». «No es que no haya facultativos en Portugal, porque los hay, la cuestión es que una vez que acaban la especialidad, han de esperar aún unos dos o tres años para ser contratados. Muchos se cansan de aguardar. Entonces optan por ir a trabajar a la sanidad privada o marchar al extranjero», añade.

La escasez de facultativos en el modelo público está creando una brecha en la calidad de la atención entre el interior y el eje atlántico: «No hay médicos que quieran quedarse en zonas alejadas del interior del país, o incluso del Algarve. El Gobierno no ha logrado articular suficientes alicientes que hagan atractivo el quedarse allí. Entonces la diferencia aumenta», añade.

No es el único que observa esa diferencia. Ana Ferreira de Castro, especialista en oncología médica y presidenta del Projeto Health Parliament Portugal, que trabaja en Santa Maria da Feira, no solo critica la falta de concursos públicos para la contratación de médicos. También lo poco que se ha invertido en equipos para realizar los diagnósticos como un TAC. «Los que hay están quedándose obsoletos», dice. Su diagnóstico sobre la sanidad no puede ser más claro: «Ha empeorado un poco porque no se está invirtiendo en salud», dice. Y describe cómo muchos médicos tienen que recorrer trayectos de hora y media para atender pacientes. Pierden, dice, «todo el día para hacer sus consultas». No es una cuestión de que no haya expertos que hagan bien el trabajo, es un tema de falta de personal y medios.

Porque lo que ocurre con los médicos, también pasa en el sector de la enfermería. Estudiantes de la Escola Superior de Saúde Santa Maria no dicen que no al trabajar en el extranjero al acabar. «Los enfermeros portugueses están bien valorados fuera por nuestra formación», cuenta un grupo de alumnas.

La brecha la ven los propios pacientes. Aunque a la puerta de Urgencias del hospital Santo António, también en Oporto, calificado como uno de los mejores del norte de Portugal , buena parte de los pacientes alaban la atención y el trato recibido, hay casos rebotados de áreas periféricas que observan esa brecha de la que hablan los médicos.

Un hombre acompaña a su mujer y a su suegro lo atestigua. Es de Santa Maria da Feira y desde allí ha venido hasta Oporto con su familia. No se fía de la atención en su centro de atención más cercano: «No se nota mejora en salud. Los centros están mal gestionados», sentencia Miguel Ramallo. ¿Por qué? «No hay médicos bastantes, aunque parece que ahora empieza a mejorar algo. A mi mujer no supieron hacerle un diagnóstico en el hospital que nos corresponde donde vivimos. Tenemos que venir hasta a este y mucho mejor», apunta. Pese a las carencias que observa en el modelo público, no se plantea ir al privado porque no podría pagarlo. «Una persona de clase media no puede permitírselo», dice.

Copago en atención primaria

En Portugal hay un modelo de copago en el que los pacientes abonan por una consulta en atención primaria entre 4 y 5 euros. Personas con enfermedades crónicas acreditadas, niños, pacientes oncológicos... y aquellos que tienen pocos recursos no pagan nada.