¿Qué podemos aprender de Portugal?

La Voz

EL RENACER DE PORTUGAL

Luces y sombras del renacer al otro lado de la «raia»

30 ene 2018 . Actualizado a las 11:56 h.

Un economista, un profesor universitario y un emprendedor, todos ellos con un buen conocimiento de la realidad portuguesa, explican las luces y sombras del renacer al otro lado de la «raia», desde el tirón de sus exportaciones, su turismo y la captación de «start-up» hasta los desequilibrios entre las ciudades y el interior y su elevado endeudamiento.

Expansión, pero con cuestiones por resolver

MIGUEL CARDOSO. bbva research españa y portugal

Las perspectivas para la economía portuguesa son positivas, aunque el país mantiene desequilibrios importantes que podrían lastrar la velocidad de recuperación si no se mantiene el esfuerzo reformador mostrado en los últimos años.

En particular, la actividad muestra una fuerte inercia, con tasas de crecimiento que en promedio se han mantenido entre el 2,5 y el 3 % interanual durante los últimos trimestres del 2017. Detrás de lo anterior se encuentra la consolidación de la recuperación del gasto de los hogares, que desde inicios de 2016 muestra el impacto positivo de distintos vientos de cola. Además, la evolución de las ventas de bienes al exterior ha sido particularmente positiva, gracias al crecimiento de la demanda en España y al buen comportamiento de sectores como el de maquinaria o de producción de vehículos.

De la misma forma, las exportaciones van tomando una mayor importancia, gracias al buen desempeño del turismo. En particular, factores como la caída de los precios o la percepción de inseguridad en destinos alternativos competidores han hecho que las pernoctaciones muestren una tendencia ascendente y, por el momento, con pocos signos de agotamiento. Esto ha permitido en parte que se observe también una recuperación de la inversión en construcción dado el apoyo que ha significado el aumento de la demanda extranjera en el sector de la vivienda.

Todo lo anterior se da en un contexto donde el sector público ha tenido que continuar con el esfuerzo de reducción del desequilibrio en sus cuentas, limitando el gasto.

Hacia delante, las expectativas son positivas, apoyadas en un entorno internacional favorable, y en la mejora en la percepción externa sobre las perspectivas domésticas. En particular, se espera que la recuperación global continúe y que sea más sincronizada. Asimismo, la política monetaria del Banco Central Europeo mantendría los tipos de interés en niveles históricamente bajos, por lo menos hasta la segunda mitad del 2019, cuando comenzaría un proceso de normalización gradual. La prima de riesgo portuguesa se está viendo beneficiada de la mejora sobre las perspectivas de crecimiento durante los próximos años, de las reformas, de la reducción de la incertidumbre sobre la política económica y de un entorno de elevada liquidez. El coste de financiación del Tesoro portugués ha disminuido en más de 200 puntos básicos durante el último año. Esto debería llevar a una mejora de la competitividad.

En todo caso, persisten algunos riesgos. Por ejemplo, el crecimiento del gasto de los hogares, dado que su tasa de ahorro se sitúa en mínimos históricos. Adicionalmente, es necesario avanzar en fortalecer aún más el balance de una parte del sistema financiero para que la reducción en los costes de financiación se transfiera al sector privado. Por otro lado, la productividad laboral se mantiene prácticamente estancada desde el 2013, lo que podría suponer un lastre para la competitividad. Y finalmente, el elevado nivel de deuda pública requerirá medidas adicionales para su reducción. A corto plazo, estos riesgos no serán suficientes para evitar que la recuperación continúe, pero es clave se mantenga el esfuerzo reformador que permita una reducción virtuosa de los desequilibrios que persisten.

Portugal, tudo bem?

Francisco carballo-cruz. profesor de economía en la Universidade do Minho

Es cierto que la economía portuguesa está coyunturalmente mejor que hace cinco años. Es cierto también que su estructura económica y, sobre todo, su capacidad industrial, no tiene nada que ver con la de hace quince años. En ámbitos como las infraestructuras, el urbanismo, la educación, la investigación, la transferencia de I+D, el emprendimiento, el comercio, los servicios o el turismo, ha sufrido una transformación radical. La promoción de la reorganización administrativa, el desarrollo tecnológico o la adopción de una orientación pro-mercado en algunas políticas y administraciones públicas contrastan con el inmovilismo en la esfera pública de los países grandes de la UE.

En poco más de dos años, el clima depresivo y la falta de perspectivas que se instalaron con el rescate han dado paso a un ambiente social distendido en el que las oportunidades permiten encarar el futuro con un moderado optimismo. Sin embargo, no está de más recordar que, aunque se han hecho las cosas bien en varias áreas, una parte de esa mejoría es imputable a la coyuntura internacional. Y que muchos de los problemas estructurales permanecen sin resolver. Entre los más importantes, la elevada deuda pública, el mal funcionamiento de algunos mercados, los problemas de la administración de justicia y los desequilibrios territoriales y demográficos.

La reducción de la deuda del Estado es una prioridad que exige una estrategia inteligente que no condicione el crecimiento del país. En lo que se refiere al funcionamiento de los mercados, los déficits de competencia efectiva y las lagunas de regulación continúan generando rentas extraordinarias para algunas empresas y perjudicando a los consumidores. El perfeccionamiento de las políticas de promoción de la competencia y la mejora del funcionamiento de los reguladores sectoriales deben ser prioridades de primer orden.

La administración de justicia es un lastre para la economía portuguesa. La simplificación administrativa, la desmaterialización documental y la administración electrónica, que tanto se han desarrollado en otros ámbitos del Estado, tienen una expresión muy limitada en los tribunales portugueses.

Los aspectos territoriales pueden ser un condicionante para el crecimiento a largo plazo. En las últimas décadas se ha agravado la dicotomía litoral-interior. La población y la actividad económica tienden a concentrarse en las zonas urbanas del litoral, al tiempo que la desertificación y el abandono del interior se traduce en déficits de servicios y desequilibrios ambientales. El envejecimiento y la pérdida de población son desafíos de enorme magnitud por sus impactos estructurales sobre la actividad económica y las cuentas públicas. Desde 2009 el número de fallecimientos supera al de nacimientos. La intensa emigración, especialmente entre las franjas más jóvenes (y cualificadas), unido a ese crecimiento vegetativo negativo, acentúa la pérdida de población. La reducción de los desequilibrios territoriales y demográficos obliga al desarrollo de políticas públicas.

A pesar de la mejoría, de los progresos en bienestar y de los éxitos en ámbitos políticos y sociales, los portugueses no son particularmente optimistas. Los últimos años han sido duros. Desconfían de los halagos que vienen de fuera. Siendo conscientes de las diferencias entre lo inmediato (el corto plazo) y el sustrato (el largo plazo), saben que hay mucho por hacer para garantizar que la situación actual no sea un mero espejismo.

Por todo esto es un país tan atractivo para emprender

josé esteves. profesor portugués en el IE BUSINESS SCHOOL

En los últimos años Portugal se ha convertido en un país muy atractivo para las empresas emergentes, para las start-up. Algo que ha influido en este cambio es la realización del Web Summit, el principal evento del mundo en emprendimiento y tecnología. La reciente conferencia en Lisboa contó con la asistencia de 65.000 personas (12.000 más que en el 2016), 2.500 periodistas, y un millar de oradores, procedentes de todo el mundo, de empresas, start-up y aplicaciones móviles. La convocatoria dejó un impacto económico de 300 millones de euros en la capital portuguesa, que se suman a los 200 de la cita del 2016. Recientemente se ha llegado a un acuerdo para que el Web Summit se quede en Portugal al menos hasta el 2020. El evento atrae a las grandes empresas del mundo digital y tecnológico, y los emprendedores de estos sectores, y esto tiene un valor muy importante: el networking

Pero, ¿qué está impulsando el ecosistema de los emprendedores en Portugal?

Una de las razones está en el Gobierno portugués, tanto el actual como el anterior. Está haciendo una gran apuesta por diversificar la economía del país, y que estas nuevas empresas sean una forma de asentar un sector de rápido crecimiento que, se espera, creará miles de puestos de trabajo muy necesarios. Y, al mismo tiempo, generará exportaciones, lo que conllevará una mejora y sostenibilidad de la economía lusa.

El compromiso del Gobierno no es solo financiero. Tiene la voluntad de implementar un cambio estructural y crear nuevas iniciativas para hacerlo realidad. Una de las iniciativas exitosas ha sido el programa StartUP Portugal, destinado a apoyar al emprendedor, asegurar la longevidad de las firmas de nueva creación, y aumentar su impacto en la creación de trabajo y de valor económico. Este programa tiene tres ejes principales: ecosistema, financiación e internacionalización.

La economía portuguesa está mejorando, y esto crea un entorno tranquilo y sostenible. Asimismo, es un territorio que no tiene problemas de conflictos militares, geopolíticos o terrorismo. Dispone de una buena localización geográfica, y existe un buen nivel de idiomas entre su población. Otra de las razones fundamentales es la dimensión cultural y histórica del país.

Portugal está recuperando también edificios antiguos, muchos abandonados, para convertirlos en espacios para emprendedores. Esto, además de propiciar la creación de empleo, revitaliza ciertas zonas urbanas. El esfuerzo ahora es descentralizar la localización de los hub emprendedores para distintas zonas, más allá de Lisboa. Asimismo, acaba de crear un programa de visado especifico para emprendedores. Los criterios para obtenerlo incluyen el potencial económico de la start-up, ha de centrarse en tecnología, tener innovación, y una potencial creación de empleos en el país, entre otros factores.

Los resultados ya se empiezan a ver: esta semana Google anunció la instalación en Lisboa de un centro tecnológico para Europa que creará 500 empleos.