Hace unas décadas, en la playa de Celeiro decidieron que en un plazo de dos años se debía construir el pesquero más seguro del planeta. Por un lado, la familia Castro, todopoderosa, inició la construcción del buque en su carro varadero allí ubicado, disponiendo de todos los adelantos existentes en materia marítima. En el extremo opuesto del arenal, una gran trabajadora del mar, llamada Rolindes, llevaba un tronco gigante de 140 metros de longitud a la playa, ante la mirada atónita de los allí presentes. Al día siguiente comenzaron las construcciones, y mientras los ingenieros navales del carro varadero dictaban las primeras instrucciones, la buena de Rolindes extraía un grueso cepillo de su bolsillo, y comenzaba a lijar el enorme tronco.
La incredulidad inicial de los que observaban a Rolindes, se tornó en carcajadas días después, cuando la veían con la lija en la mano, convencidos de que perdería el tiempo. Finalmente, dos años después llegó la gran cita. Las dos construcciones navales debían llevar a cabo una singladura para demostrar sus cualidades, y el día elegido fue la festividad del Carmen.
En la puesta a flote de las embarcaciones, los Castro presentaban un barco equipado a la última en tecnología, mientras Rolindes sorprendía a todos los presentes con un gran buque, construido con una lija, de 136 metros de eslora, y 23 de manga, y en el que embarcó, junto a la tripulación, a parejas de animales.
Iniciada la navegación en el día señalado de una mañana soleada, y cuando todos miraban al ostentoso pesquero de los Castro, de repente se levantó una fuerte galerna. En un abrir y cerrar de ojos, el pesquero de los Castro zozobró, tragado por el mar. Pasadas unas horas, la galerna cesaba y en el horizonte se pudo avistar al «Siempre Rolindes», en perfecto estado. Conclusión: no hay mayor virtud que la perseverancia.
Por cierto, el apartado del evangelio que trata sobre el Arca de Noé nos cuenta que era una embarcación de 300 codos de eslora, y 40 de manga, que curiosamente, tomando la medida de un codo de 30 cm, nos indica que el arca tuvo exactamente las mismas medidas que el buque de Rolindes.
Raúl Villa Caro. 54 anos. Viveiro.