La academia de Don Severino

Vicente Fernández

AL SOL

17 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Don Severino era un maestro nacional que a principios de los años 60 fundó una academia en la hermosa y acogedora villa marinera de Candieira.

Fuimos muchos los alumnos que en aquel añorado centro cursamos el bachillerato y forjamos los cimientos de nuestra cultura y educación. Aunque su nombre era Academia Santa María del Mar, siempre fue la academia de Don Severino. Sueño con aquellos primeros días de septiembre al comienzo del curso y mi tía Matilde despertándome a las ocho de la mañana y luego atravesar aquel puente romano camino de la academia.

Recuerdo aquella aula con cuatro filas de pupitres y la mesa del profesor al fondo del aula, presidida por el mapa de España. Las clases eran mixtas, hábito no habitual en aquella época. Con el paso del tiempo, comprendimos lo beneficioso que fue tal modo de convivencia desde tan temprana edad.

Allí aprendimos algo más que lo estrictamente académico. Los profesores nos inculcaban una serie de valores que nos sirvieron para movernos por la vida como personas cultas y educadas. Doña Tucha, nos enseñó a no alzar la voz porque ella nunca lo hacía. A no reñir, porque solo con la expresión de su cara era suficiente para mostrar su desagrado. Y a mostrarnos el respeto que nosotros le profesábamos a ella.

De Juana María aprendimos a convivir con alegría y a eliminar tabúes, porque así era ella, alegre y adelantada para aquellos tiempos. También impartía gimnasia a las niñas, y Consuelo, Pili y Alicia bromean con aquellos pololos que había que vestir para la práctica de aquella clase.

Los castigos con los que Juan José nos obsequiaba por fallar en matemáticas, fueron beneficiosos, y a veces Juan, Luis y un servidor, comentamos que nos sirvieron para aumentar nuestro estímulo y corregir nuestra dejadez

Pasaron muchos años y aquellos alumnos y alumnas, ya con pelo blanco y asomo de reuma, debatimos sobre el cambio que ha sufrido la enseñanza y cuanto le debemos a Don Severino y demás profesores por hacer de nosotros personas que se han desenvuelto en la vida en diferentes ámbitos pero exhibiendo siempre valores de gran riqueza moral.

Vicente Fernández. Jubilado. 67 años. O Vicedo.