La nueva normalidad

Ángel Julio Barbadillo Marán

AL SOL

15 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Soy de nuevo normal o soy un normal nuevo? Esta es la cuestión. ¿Y si antes no era normal? ¿Cómo salir de la duda si no encuentro la puerta?

Para intentar resolverlo me he puesto delante del espejo y no me veo igual que siempre. Aunque ya cumplí los 66 años, creo que no es la edad lo que me ha hecho un normal nuevo. A lo mejor es esa mascarilla que me tapa la boca y la nariz. Aunque yo me reconozco. Y la gente por la calle también. Los que nunca me vieron con mascarilla me reconocen y me saludan, incluso los que antes no me saludaban.

El otro día tuve que ir al banco y tuve una sensación extraña. Pensé que llamarían a la policía al verme entrar con una mascarilla. Sin embargo, pudiera haber sido al revés y lo mismo la hubiesen llamado si entrase sin ella, ya que en la puerta había un cartel que decía que solo se podía entrar con mascarilla. Tuve que enseñar el DNI y me reconocieron igual, a pesar de que en la foto del DNI no llevo mascarilla puesta. Si les llego a decir que venía a atracarlos, tendría que quitarme la mascarilla para que me creyesen.

Observo que muchas personas llevan la mascarilla en la mano, en cambio no llevan guantes en la cara. Lo harán para no tener que lavarse las manos, porque eso es algo que cuesta. A Pilatos, que fue el primer político que se lavó las manos en público, no le costó porque un esclavo le trajo la palangana con agua y la toalla. Y eso que en aquella época no había coronavirus, porque la lepra les protegía de esa pandemia y de tener que asistir a reuniones aburridas.

Pero no nos perdamos en la historia, que sino podemos tropezar con un dinosaurio y eso sí que sería terrible. Podría asustarse si nos ve con mascarilla y mordernos.

Volviendo a la nueva normalidad, en la que nunca estuvimos, lo que más me gusta es lo de guardar las distancias. Yo las guardo en casa para que no se me olviden, pero se me olvidan muchas veces cuando salgo a la calle y por eso se me juntan varias personas a la vez, sin respetar los dos metros, ya que si ni siquiera hay un Metro en esta ciudad, cómo van a respetar dos.

Ángel Julio Barbadillo Marán. Jubilado. 66 años. A Coruña.