22 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.
Entró en la cocina para preparar algo que le refrescara. En el barómetro, el termómetro marcaba 35 grados. Cogió un vaso y lo llenó de zumo de piña. Mientras bebía, en la encimera, algo llamó su atención. Algo rojo y diminuto se movía. Era casi invisible. Inclinó la cabeza y descubrió una minúscula araña roja bebiendo en una gota de leche.
Recordó que, según los científicos, cuanto más pequeñas, más tóxicas. La voy a matar, se dijo. Lo pensó otra vez y no fue capaz. Observó a la araña separada ya de la gota de leche, hecha un ovillo. Para convencerse, murmuró que estaba mal matar a alguien durmiendo.
M.ª Dolores Plá Sierra, funcionaria jubilada, 79 años, Ferrol.