Lucho cavó su propia tumba

Iván Díaz Rolle
IVÁN ROLLE REDACCIÓN / LA VOZ

QATAR 2022

Luis Enrique abraza a Sarabia
Luis Enrique abraza a Sarabia JJ Guillén | EFE

La decepción ante Marruecos dejó sin argumentos la personal apuesta de Luis Enrique

09 dic 2022 . Actualizado a las 10:25 h.

Luis Enrique Martínez García (Gijón, 1970) convirtió a la selección española en un proyecto muy personal. Prescindió de estrellas como David de Gea, Sergio Ramos y Thiago Alcántara, y también de obreros de rendimiento incuestionable, como Iago Aspas, Brais Méndez y Borja Iglesias, para formar un bloque donde el suyo fuese el único ego.

«Claro que soy el líder», predicó un entrenador que generó polémicas con sus apariciones en Twitch mientras evitaba que el debate general apuntase a las dudas de un equipo lleno de jóvenes ante su primera experiencia mundialista, suplentes en sus clubes y hombres lejos de su mejor forma.

El 7-0 a Costa Rica —en un partido en el que Keylor Navas no hizo ni una sola parada— reforzó su plan, pero Alemania enseñó las primeras fisuras de un equipo con apenas 13 o 14 futbolistas con su total confianza. Desde el banquillo ingresaron Koke, que igual que Llorente contra Marruecos demostró estar lejos del nivel esperable, y Nico Williams, todavía verde para algunos contextos.

En las derrotas contra Japón y Marruecos, España se pareció muy poco al conjunto valiente que su ya exentrenador describe y dibujó en algunos momentos de sus cuatro años al mando. Su aventura en el Mundial de Catar se esfumó mientras sus pupilos se perdían en infinitas posesiones sin asumir riesgos y se evidenciaba que en su convocatoria no se contempló un plan B.

La confianza hacia él en el vestuario y en el seno de la federación, además, menguó al verlo incapaz de hallar soluciones para dañar la muralla de Marruecos, con la experiencia de Japón ya en su haber. Tras la derrota frente a los asiáticos que hizo peligrar la clasificación en la primera fase, volvió a aparecer en Twitch, en una decisión que desde el entorno de la selección casi nadie entendió.

Su extravagancia, sin el aval de los resultados, terminó por condenar a un Luis Enrique que afirmó sentirse más cómodo ante los problemas. «Soy así de gilipollas», reivindicó un estratega acostumbrado a vivir envuelto en polémicas, que estrenó faceta de streamer cuando durante su estancia en Vigo negaba sistemáticamente entrevistas y echó más leña al fuego con una defensa de su yerno, Ferran Torres, cuyas actuaciones en el campo dejaron en evidencia.

Su despedida

El estratega asturiano se puso al frente de España en julio del 2018 para recuperar una gloria esquiva desde el 2012. Con un parón por una desagradable situación familiar, acumuló un bagaje de 27 victorias, 12 empates y nueve derrotas en 48 partidos. En una etapa intensa, alcanzó las semifinales de la pasada Eurocopa, donde cayó en semifinales contra la campeona Italia, y se clasificó para dos fases finales de la Liga de Naciones. En su haber también la responsabilidad de dar la batuta a jóvenes valores como Pedri y Gavi.

Con contrato hasta el final del 2022 y tras un entusiasmante comienzo en el Mundial con el 7-0 a Costa Rica, la mala imagen que su equipo ofreció en los octavos de final ante Marruecos, contra quien rozó el 80 % de posesión, solo pudo rematar una vez entre los tres palos y no marcaron en 120 minutos de juego ni tres penaltis en la tanda, dejó sin argumentos a un Luis Enrique que se marcha «agradecido» y pidiendo «más apoyo» a la selección.

«Toca despedirse y en estos casos solo una pequeña reflexión... Lo que necesita la selección es apoyo en todo su significado para que Luis de la Fuente consiga todo lo que se proponga», apuntó en un comunicado en sus redes sociales donde, también en nombre de su staff, dedicó buenas palabras a Rubiales y Molina, a los empleados de la RFEF, los auxiliares, la afición y los jugadores: «Han sido ejemplares en su comportamiento y fieles a la idea planteada. Siento no haberos podido ayudar más».

Si el próximo junio la España de Luis de la Fuente es capaz de coronarse en la final four de la Liga de Naciones ante Italia, Croacia y los Países Bajos, que ejerce de anfitrión, una parte del mérito será también de un Luis Enrique que ya rozó ese título ante la todopoderosa Francia hace un año.