Máxima confianza para una selección española que se lo ha ganado

Javier Lavandeira EL MICROSCOPIO

QATAR 2022

JUANJO MARTÍN | EFE

05 dic 2022 . Actualizado a las 21:07 h.

Muchos dicen, ahora empieza el Mundial de verdad, pero la realidad es que para muchos países se ha acabado ya, por lo que hay que poner en valor lo que ha hecho nuestra selección, que ha sido golear a Costa Rica, competir con Alemania y tener un pequeño traspiés con Japón. Por eso, sería importante que no nos quedásemos con el sabor agridulce de la última derrota y sí con la imagen que identifica a esta selección, como una selección sólida, con identidad propia y muy competitiva en cualquiera de las competiciones que ha disputado, bajo la tutela de Luis Enrique.

Sobre el partido de octavos de esta tarde, todos mis respetos para una selección como Marruecos. En este mismo medio yo me posicionaba con que podía ser la selección revelación, ya que ha ganado en madurez táctica, tiene claras sus virtudes para explotarlas y también sus defectos, para minimizarlos, y cuenta con un plantel de futbolistas que se están formando en competiciones de máximo nivel, asumiendo en su día a día una elevada competitividad.

Marruecos coordina sus líneas a través del trabajo de Amrabat y tiene el talento de futbolistas como Hakim Ziyech y Sofiane Boufal, que en el partido de esta tarde intentarán aprovecharse de los espacios dejados por los futbolistas españoles en ataque, por lo que habrá que vigilarlos y actuar con coberturas y ayudas defensivas para prevenir su polivalencia ofensiva.

Sobre España, creo que Luis Enrique tirará del equipo que goleó a Costa Rica, en el que Asensio sigue teniendo mucha presencia y hace que todo lo que gira alrededor de ese falso 9 sea más difícil de neutralizar.

Para mí los aspectos claves de este interesante cruce de octavos serían: España debe tener cuidado con perder en primera línea de juego, será importantísimo que el equipo esté posicionado en campo contrario y pueda ejercer esa presión tras pérdida que nos ayuda a someter al rival e impide la transición ofensiva del contrario, debemos combinar la horizontalidad con la verticalidad y el ritmo de juego debe ir encaminado a manifestar profundidad a las espaldas rivales, con el objetivo de generar, aparecer y aprovechar las ocasiones de gol.

Resumiendo, España ha tenido un traspiés, pero las sensaciones competitivas que genera esta generación nos demuestran que cuando más se le exige, mejor responde.