Los destrozos de la lluvia en Vilaboa: «Tengo un agujero en el techo que parece la casa de Jumanji»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

VILABOA

Ramón Leiro

Amaya, que está desolada, invirtió el dinero del Gordo del 2017 en su vivienda y maquinaria para tapizar

22 jun 2021 . Actualizado a las 10:24 h.

A Amaya todavía se le caían ayer las lágrimas al ver cómo había quedado su casa de Vilaboa. Estaba junto a su familia en el salón cuando notaron un ruido tan fuerte que pensaron que la casa se le venía abajo. «Fue como el ruido de una bomba y la niña salió llorando de la habitación, se le había caído el techo encima. Suponemos que fue un rayo», explica todavía nerviosa.

El incidente obligó a los bomberos y a Protección Civil a intervenir para que esta familia pudiese seguir en su casa. Hasta el alcalde de Vilaboa, César Poza, se acercó el domingo por la tarde para saber cómo se encontraba esta familia de Postemirón. «Tengo un agujero en el techo que parece la casa de Jumanji. Mi habitación y la de la niña están destrozadas», apunta Amaya. Está desolada. Su casa es su palacio. El dinero de la lotería de Navidad, que le tocó en diciembre del 2017, lo invirtió en comprarse esta vivienda y unas máquinas de tapizar para labrarse un futuro mejor con las que, además, se ha convertido en la reina de las redes sociales con más de 22.400 seguidores en Instagram, otros 15.000 en Tik Tok y cerca de 5.000 en Facebook.

Le llueven los encargos y su único sueño es seguir trabajando. El marido le echa una mano, además de dedicarse a la chatarra, y ella diseña tacones gigantes que luego convierte en tocadores, cabeceros de cama, sillas y todo tipo de mobiliario donde el color es el protagonista. «En cuanto pueda arreglar la casa y acondicionar la parte de abajo, cogeré más pedidos», comenta Amaya, que ha enviado encargos a toda España. «Le gustan a los gitanos y a los payos», reconoce.

En enero del 2020 reconocía en La Voz de Galicia cómo estaba tres años después de haber sido afortunada con el Gordo de la Navidad. «Estamos orgullosos de lo que hicimos con los 100.000 euros de la lotería», decía entonces. Compraron la casa de segunda mano y la reformaron a su gusto. Adora el brilli brilli y el color. Eso es lo que manda en esta casa de Postemirón a la que se mudó con su familia. Su hija Celeste ya no vive con ellos, pero Samara, sí. Cursa segundo de la ESO y como ya hizo su hermana, quiere seguir estudiando. Ella estaba en casa el domingo cuando no saben si un rayo, un golpe de viento o qué abrió su tejado. «Tengo la casa nueva y los informes de que todo estaba bien», explica Amaya, que recuerda que antes del golpe, vio como el cielo se ponía cada vez más negro y la lluvia ya era imparable: «Yo le decía a mi nieto que no llorase, que nos iban a hacer fotos». Es el truco que cuenta a los más pequeños de la casa para que no se asusten con los rayos.

El departamento de Servicios Sociales del Concello de Vilaboa se ha puesto en contacto con ellos para evaluar los daños y ver cómo se le puede ayudar. Ella solo quiere volver a vivir en su palacio.