Adiós a las muñecas hinchables por la calle y a los penes de goma en la cabeza, los ayuntamientos se hartan de las despedidas de soltero

SANXENXO

La mayoría de los propietarios de viviendas turísticas de Sanxenxo rechazan alquilar casas para celebrar fiestas
16 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Las comitivas a grito pelado megáfono en mano y los penes de gomaespuma en la cabeza han acabado por hartar a los vecinos del centro de varias ciudades españolas y, en consecuencia, también a sus gobiernos municipales que a lo largo de los últimos años han ido introduciendo en sus ordenanzas distintas medidas contra lo que se conoce popularmente como turismo de borrachera y que tiene en las despedidas de soltero su máxima expresión.
Logroño, León, Málaga o Salamanca y más recientemente Granada, Sevilla o Tarifa, en Cádiz, son algunas de las localidades que, tal como recoge la agencia Efe, han empezado a tomar medidas para evitar escenas poco decorosas en la vía pública y conductas que soliviantan a los vecindarios.
En Galicia las despedidas —al margen de planes rurales, alquiler de barcos y demás— tienen dos escenarios fundamentales que son las ciudades de Vigo y A Coruña. También la localidad de Sanxenxo, todo un clásico de estas celebraciones durante los últimos decenios, pero que, según organizadores y propietarios de alojamientos, cada vez tiene menos presencia en este particular mercado, sobre todo por la negativa de los dueños de establecimientos y de viviendas turísticas a darle cabida a este tipo de clientela.
Dulcinea Aguín, cuya familia lleva 43 años alquilando casas de vacaciones en Sanxenxo, explica que «un porcentaje muy elevado» de los propietarios que conoce ya «no admite fiestas» en los alojamientos. «Sí cogen, muchas veces cuando son casas grandes y así, a grupos de despedidas, pero porque ya tienen todo organizado fuera: restaurante, karting, paintball... Son gente que solo viene a la casa para dormir como cualquier otro», explica la presidenta de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga) que, en cualquier caso, llama a «escapar de los estereotipos» porque la clave para ella no está ni en la edad, ni en la actividad a realizar. Todo es «una cuestión de educación». «La gente joven no tiene porque ser maleducada ni pensar: ‘‘me van a estropear la casa'' y luego con otros perfiles, a lo mejor más familiares, te llevas una sorpresa», apunta.
Sin salir de esta localidad pontevedresa, un joven que se dedica a organizar despedidas y que prefiere mantenerse en el anonimato, corrobora algunas de las impresiones de Dulcinea. Dice que él prácticamente ha renunciado a trabajar en Sanxenxo y más en esta época del año porque «no hay sitios en los que hacer cenas con despedidas conjuntas». Además, incide en que «en verano es un marrón» porque los hoteles saben que van a llenar igual y son reacios a aceptar este tipo de clientela.
En cualquier caso, y aunque su época de más trabajo son los meses principios de la primera y no ahora, también insta a rechazar los tópicos «porque sí es cierto que por norma general los chicos suelen hacer más ruido que las chicas, pero hay de todo». Incluso advierte también a los propios establecimientos que rechazan las fiestas, «porque luego van les reservan por Booking o como sea y es peor porque ni siquiera saben lo que tienen».
El de las plataformas es un riesgo que está ahí, pero que también ha cambiado en los últimos años. Como explica Dulcinea Aguín, ahora «no valoran solo al propietario, sino también a los huéspedes y puedes saber si estuvo alojado en otro sitio y si hubo algún problema».
Por el momento la manera que tienen de actuar los ayuntamientos que están implementando medidas no es ir contra las despedidas como tal —algo que tendría un dudoso encaje legal— sino regular en las ordenanzas cuestiones como los ruidos o el decoro público. En Mojácar (Almería) están prohibidas desde el 2016 y castigadas con multas de hasta 1.000 euros las actitudes «obscenas e indecorosas» en la vía pública, así como lucir elementos que «atenten contra la sexualidad», como muñecas hinchables. En León y Logroño cada vez son más los bares y restaurantes con carteles en la puerta en los que se veta el acceso de este tipo de grupos. En Granada eso de ir con el megáfono por la calle está prohibido desde el año 2009. Y en Málaga aprobaron este año una ordenanza que veta los disfraces con forma de genitales o ir por la vía pública en ropa interior.