Pedro Campos y Cristina Franze, los discretos amigos anfitriones del emérito
SANXENXO
En sus últimas visitas, Juan Carlos I ha preferido pasar más tiempo en casa de sus amistades que recorriendo la costa
20 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Otra vez es la casa de Pedro Campos y Cristina Franze el refugio del rey emérito en Sanxenxo. Se siente arropado por esta pareja tan discreta como fiel a la figura de Juan Carlos I. Su relación no es nueva. Aunque se intensificó tras la abdicación en el 2014, lo cierto es que el empresario lleva décadas junto a él, es su cicerone en las Rías Baixas. Da igual que sea a bordo del Bribón, compartiendo tardes en el Náutico de Sanxenxo o disfrutando de una buena mariscada en D’Berto, en O Grove.
En las últimas visitas, el rey emérito ha preferido pasar más tiempo en la casa de Campos y Cristina Franze que recorriendo la costa. Esta pareja, que pasa inadvertida por la villa, saltó al primer plano en la anterior visita junto a Juan Carlos I. Ella, una mujer de 43 años de origen brasileño, concentró las miradas de todos cuando saludó al rey emérito en el aeropuerto de Vigo. Ese 27 de mayo todo el mundo se preguntó quién era. Astróloga y terapeuta, así se presenta en su perfil de las redes sociales, se casó con Pedro Campos en el 2017 después de que él se divorciase de su primera mujer, Begoña Gil de Barroeta, con la que tiene dos hijas, Begoña y Paloma.
Franze entró ayer en su casa sonriente, como es habitual, pero no quiso hablar. En esta visita toda la familia guarda silencio. Si hace un año salió públicamente mostrando su felicidad por volver a recibir al «señor», ahora su entorno no se pronuncia. Sigue manteniendo ese perfil discreto. Su vida se mueve entre su casa de Nanín y el Real Club Náutico de Sanxenxo, donde sale a navegar junto a su marido y presidente del club, Pedro Campos.
El empresario, natural de Cuntis, es el artífice de haber puesto las Rías Baixas en el mapa internacional de la vela. Sin su empeño, la regata de la clase 6 metros, en la que compite el Bribón, nunca se disputaría en Sanxenxo. Es un enamorado de este deporte desde crío, cuando navegaba junto a su padre, ingeniero y propietario de las Termas de Cuntis, Marcial Campos. Es el quinto de once hermanos con los que mantiene una muy buena relación, aunque muchos de ellos no viven en Galicia.
Su pasión por el mar lo mantiene unido a Sanxenxo de por vida. Su casa mira a la ría de Pontevedra, pero su corazón también es salado. Es feliz a bordo de un barco y si en él está también el rey emérito, todo es perfecto. Abrió su hogar a Juan Carlos I después de que durante años se quedase en la casa rural de O Sear, en la parroquia de Areas. Tras su abdicación hace ya nueve años, es el anfitrión del rey emérito en unas visitas a las Rías Baixas que cada vez serán más frecuentes.