El regreso de Juan Carlos I a Sanxenxo: así adaptaron el Bribón para que solo él pueda ir a la caña

SANXENXO

Juan Carlos I, en su anterior visita a Sanxenxo hace casi un año
Juan Carlos I, en su anterior visita a Sanxenxo hace casi un año CAPOTILLO

El entorno del emérito resalta que «tiene mano» para llevar el timón de una embarcación hecha a su medida para competir en las Rías Baixas, una regata «muy técnica» que «requiere muchos conocimientos, como tiene el rey»

21 abr 2023 . Actualizado a las 19:30 h.

Sanxenxo está a pocas horas de convertirse de nuevo en el punto de mira de todo el país. Se espera que Juan Carlos I llegue a la capital turística de las Rías Baixas sobre las doce de la mañana de este miércoles. El Náutico que lleva su nombre apuraba esta mañana los últimos detalles y organizaba una reunión de seguridad para que no haya sorpresas en la segunda visita del rey emérito desde que se mudó a Abu Dabi. Este martes está en Londres, de donde cogerá un avión a Vigo. Mientras, en la capital turística de las Rías Baixas, su alcalde, Telmo Martín, recalcó esta mañana que lo recibirá como un visitante más «de la industria de la felicidad» en la que se ha convertido Sanxenxo

El revuelo mediático es innegable. Y lo que todavía queda. Pero al igual que la otra vez, Juan Carlos I viene con la excusa de competir en una regata de la clase 6 metros. A sus 85 años, la vela sigue siendo su debilidad. Y su pasión. Lo fue toda la vida y quienes lo conocen a bordo reconocen que «tiene mano con la caña».

El Bribón al que se subirá a bordo el próximo sábado es un barco hecho a su medida. Pensado por y para que solo él pueda ir a la caña. Acostumbrado a otras modalidades como la clase IMS, con la que empezó a triunfar en el mundo de la vela, o la ORC, sus mayores logros a bordo del Bribón llegaron con el DP-52 de 16 metros de eslora. Al ir cumpliendo años su entorno quiso que siguiese disfrutando de la vela y pusieron en marcha el Bribón de seis metros de eslora con el que competirá este fin de semana en la segunda cita de la liga española.

En esta prueba compiten dos modalidades, clásica y moderna. Los primeros son barcos de madera, mientras los segundos son de fibra. El Bribón compite en la primera categoría con una tripulación en la que Pedro Campos y el rey emérito son piezas fundamentales. Juan Carlos I va sentado, prácticamente encajado, junto a la caña. Esa cómoda posición le permite que aunque el barco amure a estribor o babor, él se mantenga sentado sin moverse. Esas condiciones hacen posible que siga navegando y que tenga un papel determinante. «Es una regata muy técnica, se conocen como pruebas de viento, no son regatas costeras. Son de boyas y eso requiere muchos conocimientos como tiene el rey», dicen desde su entorno. 

Estas embarcaciones llevan a bordo entre cinco y seis tripulantes. En el caso del Bribón 500, además del rey emérito y Pedro Campos, están Jane Abascal, que fue director olímpico en la Federación Española de Vela, o José Pusí. Otro de los hombres fieles al rey y un tripulante experimentado. 

Cuando Pedro Campos y Juan Carlos I pusieron en marcha esta competición no dudaron de que Sanxenxo fuese su base de operaciones y el Náutico bajo el que competirían. Fueron los artífices de poner en el mapa de la vela a las Rías Baixas. Y no solo el Bribón defiende la bandera local, la aparición de esta clase ha permitido que se navegue todo el año en la ría de Pontevedra y que haya mucha tripulación gallega encargada del mantenimiento, tanto en los días de la competición como en la marina seca.

A esta segunda cita de La Liga Española que organiza el Náutico de Sanxenxo, llega en primera posición el Bribón 500, con dos puntos de ventaja sobre el equipo de Sánchez-Bella, del Titia. Las aguas de la ría de Pontevedra esperan ahora ver si con el rey emérito a la caña, su embarcación conserva el liderato nacional.

Mientras no arranca la competición, Sanxenxo apura los preparativos a pie de calle para que el rey emérito se vuelva a sentir en casa, como recalca el alcalde.