La vuelta a las aulas de una madre trabajadora de Sanxenxo que quiere ser cocinera

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

SANXENXO

Luisa Requejo, en su casa de Sanxenxo, estudia primero del ciclo medio de Cocina y Gastronomía en el CIFP Carlos Oroza de Pontevedra
Luisa Requejo, en su casa de Sanxenxo, estudia primero del ciclo medio de Cocina y Gastronomía en el CIFP Carlos Oroza de Pontevedra Ramón Leiro

Luisa Requejo, de 44 años, estudia un ciclo medio en el CIFP Carlos Oroza de Pontevedra

29 abr 2021 . Actualizado a las 14:18 h.

Luisa Requejo comparte nombre con una famosa cantaora andaluza nacida a finales del siglo XIX, pero lo de esta Luisa Requejo gallega no es la canción sino la cocina. A sus 44 años y con dos hijas de 11 y 6 años, este curso decidió volver a estudiar sin dejar de lado su trabajo en un supermercado. Ella misma lo cuenta desde Sanxenxo, donde reside, en un rato que tiene libre después de dejar a sus pequeñas en el colegio. Todo empezó con un curso de hostelería para desempleados que organizaba la Mancomunidade do Salnés y que impartió el chef del entonces Pandemonium Antonio Botana.

«En un módulo dimos algo de cocina y ahí me empezó a gustar», relata Luisa. Desde hace tres años es ayudante de cocina en la empresa de restauración de Froiz en Vilagarcía (Faster Meals), aunque la llegada de la pandemia y el cierre temporal de la hostelería la llevó a un supermercado. «La empresa se portó muy bien porque no soy fija. Y a los de hostelería nos trasladaron a un supermercado para no perder el trabajo», explica. Luisa estuvo primero en un súper en Raxó, en Poio, y más tarde en Sanxenxo, donde sigue, muy cerquita de su casa.

Este curso Luisa quiso dar un paso más en su formación y se matriculó en el ciclo medio de Cocina y Gastronomía que se imparte en el centro integrado de formación profesional (CIFP) Carlos Oroza de Pontevedra. Así que por las mañana va a clase y por la tarde trabaja en el supermercado. Esta aventura académica en la que está inmersa está superando sus expectativas personales, aunque reconoce que su día a día es «duro».

«Cuando hice el curso para desempleados me encantó y la cocina me gusta cada vez más. La formación es muy buena y mucho mejor de lo que pensaba. Me permite conocer el sector de una forma más profesional», comenta. Luisa piensa en el día a día y su objetivo es terminar el ciclo de Cocina y Gastronomía antes de pensar en otras cosas. «Es un año y medio de formación y un mes de prácticas. A ver si soy capaz de terminarlo porque es complicado ya que a algunas asignaturas no puedo ir». ¿Cómo se aclimató a las aulas y a unos compañeros a los que les dobla la edad? Luisa se ríe. «Los chavales son majos. Al principio yo estaba un poco desubicada y a la defensiva porque son todos mucho más pequeños al ser un ciclo medio. En los superiores sí hay gente mayor, pero creo que hay que empezar por el medio y después ya veremos», recalca esta madre, que hace años había estudiado el ciclo superior de Información e Comercialización Turísticas. De hecho, antes de cambiar de sector trabajó como guía turística llevando autobuses y en una oficina de turismo.

En su casa, su vuelta a los estudios extrañó al principio, pero en seguida sintió el apoyo de su familia. «Es duro porque me voy a las siete de casa y no llego hasta casi las diez. Es muy cansado, pero no hay posibilidad de hacerlo de otra forma». Lo que peor lleva es tener menos tiempos para compartir con sus hijas. «Tengo ayuda, pero este año las tengo un poco abandonadas. A las niñas les extrañaba que tuviera deberes como ellas y que tuvieran que hacerme sitio. Pero lo hago porque es una vía para poder mejorar en la profesión».