La fachada arousana de Sanxenxo, la «gran esquecida» de la capital turística

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

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La senda de O Bao a Dena diversificará la oferta ambiental de la capital turística

26 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Sanxenxo es mucho más que Silgar, hoteles y sol. La capital turística de las Rías Baixas es el municipio europeo con más banderas azules de Europa; tiene el récord de pernoctaciones estivales en el norte de España y revalida una y otra vez su atractivo para los visitantes procedentes de toda Galicia y de más allá de la Canda, el Padonerlo y el Miño. Sin embargo, en este concello hay un tramo costero que el propio concejal de Medio Ambiente, Juan Deza, definió como «o gran esquecido» y eso que contiene todos los ingredientes en potencia para convertirse en uno de los buques insignia de la comarca. Se trata de la fachada arousana de Sanxenxo, porque este municipio tiene algo que pocos tienen: salida al mar en dos rías. Y si la costa de Pontevedra es magnífica, la arousana no le va a la zaga.

El tramo más conocido para los visitantes, pero en el que pocos se paran, es la ensenada de O Bao, que comparte con O Grove. Quizás la carretera que recorre el istmo no invite precisamente a parar el coche. Tampoco la que sirve de entrada en A Revolta es adecuada para dejar un vehículo en el arcén. No obstante, esta parte de la ensenada de O Bao es la tarjeta de presentación de uno de los espacios más relevantes para las aves acuáticas y migratorias de toda Galicia. Miles de ejemplares de numerosas especies hacen escala en sus aguas, como si de una estación de servicio de la AP-9 para aves se tratase. Aquí encuentran un ambiente tranquilo, aguas reposadas y comida en abundancia. ¿Qué más se quiere en los largos vuelos de ida y venida en primavera y otoño? En O Grove hay unas casetas desde donde se pueden observas las aves. No están demasiado publicitadas, pero con prismáticos y una guía de aves se puede uno entretener un buen rato de observación ornitológica. Se echa en falta esta facilitad desde la parte sanxenxina de O Bao.

El Concello quiere habilitar una senda peatonal desde A Revolta, a lo largo de todo el litoral arousano de Noalla y Vilalonga hasta el límite con Meaño. Son varios kilómetros de recorrido, que bordean un hábitat de marismas y lagunas, ría y bosque, de gran potencial para los aficionados del turismo verde.

En el pasado, este litoral estaba acribillado por los barreiros, tanto de tierra como de mar, de donde los vecinos extraían para las fábricas de toda la comarca el barro necesario para ladrillos y tejas. Luego llegaron las fábricas, de las que el grupo Campos es uno de los más emblemáticos de O Salnés, y que está todavía operativo. En As Telleiras, casi al final de la ruta que el Concello quiere habilitar, está otra de esas fábricas, más antigua, rehabilitada, pero poco visitada, en A Fianteira, uno de los espacios naturales que se aspira a revalorizar. Un paseo por esta costa vale la pena. Y mejor con cámara de fotos.