Confinados en un velero en Sanxenxo: «Aquí no se está peor que en un apartamento porque el barco es nuestra casa»

Marcos Gago Otero
Marcos Gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

Ramón Leiro

Una pareja de suizos aguarda en el pantalán de Nauta a que regrese la normalidad a la navegación recreativa en España para seguir rumbo al Báltico

27 mar 2020 . Actualizado a las 10:58 h.

Susanne y Louis Pittet son un matrimonio suizo que llegó al puerto de Sanxenxo camino de A Coruña y que ya no pudieron dejar el atraque de Nauta tras la declaración del estado de alarma en España como medida más efectiva de luchar contra el coronavirus. Son los únicos ocupantes, junto a un español que vive en su embarcación allí todo el año, de la amplia dársena sanxenxina, donde hay bastantes veleros atracados, pero donde también el movimiento es mínimo. Mientras tanto, estos dos suizos se lo toman con calma y buen humor. Susanne es la que habla mejor español de los dos y se hace entender perfectamente. Para ella, estar confinado en un barco no es ninguna novedad. «La cuarentena no es peor aquí que en un apartamento porque el barco es nuestra casa», explica.

Los dos son jubilados y están realizando un periplo por el continente europeo. Llegaron a Sanxenxo procedentes de Portugal y en sus planes estaba seguir hacia A Coruña y el norte de España para surcar el océano hasta el Mar Báltico.«Hemos pasado el invierno en el sur de Portugal y deseamos ir al norte para el verano». Un cronograma que se vino abajo cuando el coronavirus empezó a causar estragos en España y se cerró el país. Ellos también decidieron quedarse. «Llegamos aquí el 10 de marzo y el 15 se cerró todo y estamos esperando como todo el mundo a que termine el confinamiento».

«La estancia en Sanxenxo es muy agradable, porque es una pequeña ciudad donde podemos comprar lo que necesitamos y el puerto es muy seguro y muy cómodo, porque el agua en la dársena no se mueve mucho», precisa Susanne. Esta es una de las razones por las que se decidieron a la hora de quedar a pasar la cuarentena aquí como el resto de los sanxenxinos.

La embarcación de Susanne y Luis se llama Naviot y tiene once metros de eslora y 3,60 de manga. Está atracado en la parte más protegida de la dársena portuaria, por lo que el acceso a tierra es rápido. Para comunicarse con sus seres queridos, esta navegante suiza explica: «Tenemos teléfono, Internet y todas las posibilidades tecnológicas para hacerlo». Así que están más preparados para afrontar el encierro en su casa flotante mucho mejor que una parte de la población que vive en sus viviendas en tierra. «Estamos muy seguros aquí, no hay ningún problema». En su blog, esta navegante centroeuropea narra sus experiencias, dedicando dos entradas con fotos a su estancia gallega y donde describe su día a día a bordo de su velero. Destaca que ella y su marido hacen: «Manualidades, reparaciones, limpiezas, un pequeño gimnasio, un poco de mucha lectura y muchas siestas. Esta vez, estamos realmente descansados y estamos bien».

Cuando todo termine y las cosas vuelvan a la normalizar, pondrán en marcha el motor, izarán anclas y saldrán a mar abierto para continuar su ruta. Este viaje es toda una aventura. «El viaje es un proyecto y no sabemos cuándo vamos a terminarlo, eso no es tan importante», destaca Susanne sonriendo. Añade que continuarán viajando hasta que se cansen. Sus experiencias se pueden seguir en el blog de Susanne: https://www.myatlas.com/pittetsusanne/naviot-largue-les-amarres.