Baile de cifras en los menús del verano

m. gago / r. estévez AROUSA, PONTEVEDRA / LA VOZ

SANXENXO

CLAUDIA GÓMEZ

Los locales multiplican sus ofertas para atraer a una clientela cada vez más exigente

21 jul 2019 . Actualizado a las 21:10 h.

El mes de julio está a punto de encarar su recta final y la temporada turística está en pleno apogeo. Eso se nota en la playa y también en la intensa actividad en los locales de hostelería y sus terrazas en la calle. Los hosteleros compiten por atraer con sus ofertas a los clientes y las ofertas se multiplican. Eso sí, no hay que precipitarse ante el primer cartel llamando la atención del consumidor. En una misma calle, los precios, a veces ligados a la calidad del servicio o del producto y otras veces no, pueden variar bastante.

Entre las consumiciones más habituales de vecinos y visitantes se encuentran, durante la mañana, un café con leche. Aquí la oscilación está en veinte o treinta céntimos en los cascos urbanos de localidades como Pontevedra, Sanxenxo, Cambados o Vilagarcía. Puede no parecer mucho, pero si uno toma un café cada mañana, o más, la diferencia empezará a apreciarse. En algunos lugares de Sanxenxo, por ejemplo, donde hay locales que llevan la horquilla a 1,30 euros, todavía es posible encontrarlo a un euro. Y en pleno centro. La clave está en saber buscar. El agua es todo un mundo. Según las marcas puede ir desde un euro a 1,20 y más arriba. Claro está en supermercado está mucho más barata, pero los súper todavía no ponen terrazas en la vía pública

Cuando el sol aprieta, entonces los refrescos, una caña o un zumo figuran prominentes en los deseos de los usuarios. Vayamos por partes. Un zumo se puede mover desde 1,80 euros. Si se quiere natural es más caro. ¿Y un refresco? Pues depende de la marca. Una coca cola puede estar en dos euros en Vilagarcía, pero en la calle de al lado a 1,70. Pasa lo mismo con prácticamente todos los refrescos. Una caña también se mueve en el mismo margen de cotizaciones.

En cuanto a las tapas, el pulpo es el rey. Y tanto lo es que su cotización se ha disparado a límites insospechados hace años. En buena parte de los locales de la comarca se ofrece en tapas de 14, 15 y más allá hasta tocar los 18. Tan caro va el pulpo que hay restaurantes que han dejado de ofrecerlo. La diferencia entre los dos extremos de la tabla puede explicarse también por su origen. No se vende al mismo valor un pulpo gallego que uno foráneo. Las tapas de calamares han sido sustituyendo poco a poco al cefalópodo rey. Están más baratas, pero también comienzan su escalada. Otros productos irán asumiendo su lugar. En principio, nada parece más barato que el año pasado, pero si se quiere controlar un poco más la cartera todavía es posible hacerlo.

En muchos locales su valor está entre 1,10 y 1,20 euros, pero todavía es posible encontrar algunos a un euro y otros, en ubicaciones privilegiadas, que lo elevan

El cruasán es uno de los productos que tiene un arco más amplio, que se multiplica si se le añade, crema, nata u otras delicias para el paladar

Los calamares también son otra de las consumiciones más habituales y su procedencia es vital a la hora de figurar con una cotización u otra

Los refrescos de una marca comercial normal son bastante estables en la comarca, aunque tiran para arriba en algunas modalidades específicas

La caña es una de las bebidas más demandadas en el verano y su cotización oscila bastante. En muchos casos se paga la ubicación a pie de playa o terraza céntrica

El pulpo es el producto estrella de la hostelería de las Rías Baixas y se nota en las tablas. Puede cambiar un euro de un día para otro, normalmente para arriba

 

Un derecho del consumidor: cartas de platos y vinos deben encontrarse en un lugar visible

Los restaurantes y cafeterías de Galicia están regulados por un decreto autonómico del año 2006, donde figuran los derechos de los consumidores y las obligaciones de los establecimientos. Entre otras cuestiones, por ejemplo, se especifica que estos locales tienen que ofrecer al público sus cartas de platos y vinos siempre con información sobre sus precios de manera legible y en un lugar visible. Los hosteleros tienen libertad para fijar sus períodos de apertura y qué ofrecen en sus menos. La segunda parte del artículo 18 de este decreto reza así: «Las cartas de platos y vinos deberán ser legibles e inteligibles y no presentarán ningún tipo de deterioro, tachadura o manipulación que pueda inducir a confusión al cliente».

Por su parte, en cuanto a los precios, Turismo de Galicia incide en que «os prezos son libres» y que la Xunta, no obstante, realiza inspecciones para comprobar el cumplimiento de la normativa. Todos los locales deben tener hojas de reclamaciones.

Chequeo a la capital turística de las Rías Baixas

Sanxenxo es un municipio de contrastes. En invierno se queda lejos de los veinte mil vecinos y en agosto puede superar los 120.000, situándose como tercera ciudad de Galicia tras Vigo y A Coruña. Es la capital turística de las Rías Baixas y se nota. No hay otro municipio en Galicia con tantos sellos de calidad y es número uno imbatible en España en cuanto a banderas azules. Con más de doscientos y pico largos de locales de hostelería y alojamientos, la oferta es abrumadora. La calles están llenas de locales que invitan a entrar. Se echa de menos, eso sí, una cierta uniformidad en las terrazas. El Concello anunció en reiteradas ocasiones a lo largo de estos últimos mandatos, su elaboración. Ese día todavía no llegó. Al menos no para este verano.

Es al examinar las tablas de los menús cuando se descubren algunas diferencias notables entre los distintos establecimientos. Normalmente no cuesta lo mismo una consumición en la calle Progreso que en el paseo de Silgar, por razones obvias. No es lo mismo mirar para una parada de autobús o un atasco de coches camino de la playa que tomar una caña o charlar con los amigos en el entorno del puerto o con vistas a Silgar. En las tablas de los menús sí que hay algunas cosas que chirrían algo al visitante. Por ejemplo, el precio de la tapa o de la ración de pulpo. Está caro. Todos los saben. Clientes y hosteleros por igual. Sin embargo, algunos menús ponen un críptico precio «según mercado», algo que deja al consumidor con la duda. Es mejor lo que hacen otros, cambian la hoja cada semana y actualizan las cotizaciones.