Un semáforo «decorativo» para el cruce de las salinas de Noalla

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

MARCOS GAGO

El Concello de Sanxenxo, al que la Xunta cedió el equipo, aún no ha decidido si lo pondrá en servicio

18 jul 2019 . Actualizado a las 12:09 h.

El repintado de la PO-308 en A Lanzada, en Sanxenxo, suprimió hace cinco años el paso de cebra que daba acceso a los peatones desde el camino de las salinas de Noalla hasta la playa. Fue una decisión lamentada por vecinos y turistas que utilizan la carretera de las salinas para acceder al emblemático arenal. Se quedaron sin poder cruzarlo con seguridad, aunque muchos viandantes siguieron haciéndolo como única alternativa de comunicación entre A Revolta y A Lanzada. Y es que a un lado no hay ni arcén y se encuentra la salida de la vía rápida, el tramo sin desdoblar de la Vía do Salnés y que en verano asume un denso tráfico de coches. Y para el otro está la rotonda que distribuye el flujo de vehículos entre el istmo de O Grove y A Revolta y Vilalonga.

Tras múltiples propuestas, Xunta y Concello pactaron la colocación de un semáforo que, además, implicó la reposición del deseado paso de cebra. Empezó a funcionar a finales del 2017. Era invierno y su repercusión ni se notó. Ni para bien, ni para mal.

Eficacia polémica

Todo cambió en julio del 2018. Dos fines de semana de largas caravanas forzaron a cambiar el sistema y se le aplicó un horario limitado. Y es que la instalación, que parecía tan prometedora, se convirtió, con la temporada alta, de solución en problema y hasta el Concello de O Grove mostró su inquietud sobre el impacto en su tráfico. Ni con esas se aligeró el tráfico, que por otra parte, seguía atascado con o sin semáforo en los días de mayor calor del verano. En algún momento de la temporada estival sencillamente dejó de encenderse. La caja de cambios fue objeto de actos vandálicos y nunca más volvió a marcar el tránsito de vehículos.

Así sigue desde entonces el semáforo de las salinas, con sus postes, sus luces que no dan brillo, su botón que no presiona nada y su paso de cebra que, al final, es la única forma efectiva de regular la circulación de coches y peatones en el polémico cruce.

¿Volverán algún día a verse las luces orientando a transeúntes y coches? La Xunta transfirió el equipo al Concello y el gobierno sanxenxino no ha decidido nada aún. Mientras, el paso de cebra sigue marcando el ritmo de los peatones. Al final, nada nuevo bajo el sol, volvemos a la situación previa al repintado del 2014.