¿Es más fácil ser turista que alquilar?

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

SANXENXO

PACO RODRÍGUEZ

12 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

No hace falta ir a Sanxenxo para pagar un dineral por 15 días de vacaciones: quédense en A Coruña. En un primer vistazo a un comparador de pisos turísticos se puede encontrar un apartamento que cuesta 4.212 en la primera quincena de julio. Eso sí, es para seis personas. Así que se pone el recibo en 702 euros por cabeza. Esto, en la parte alta de la tabla para aquellos dispuestos al derroche con vistas al mar. En la otra punta (de la playa y de la cartera, curiosamente), encontramos otro apartamento para cinco que ofrece 14 noches por 916 euros. Y por el medio, lo que se les pueda ocurrir. Vistas a la playa, a dos pasos del centro, ideal para familias, habitación privada, casas completas en pleno casco antiguo...

Una, que se ha hecho experta a su pesar en el mercado del alquiler local, no puede más que quedarse ojiplática ante la oferta para turistas. No tanto por los precios de algunas propuestas (que también) sino por la variedad. No sabría decir si vivimos una burbuja del alquiler turístico o si lo que se nos ha subido es el turismo a la cabeza. El argumento habitual de la oferta y la demanda puede ser muy eficaz desde un punto de vista práctico. Pero tal vez podríamos preguntarnos, como sociedad, hacia qué modelo turístico estamos viajando exactamente.

Lo que parece claro, teorías sociológicas al margen, es que los nativos no viajeros estamos en desventaja, porque en ningún caso podemos encontrar estos pisos para vivir el resto del año. Que no, que no es que queramos un pisazo con vistas a Riazor con cuatro habitaciones por dos duros (bueno, a veces sí, pero eso es cuando soñamos con el euromillón, no cuando nos ponemos racionales). Al final, lo que uno quiere es una casa decente con un precio acorde al nivel de ingresos de una familia media. Y se está convirtiendo en misión imposible. No quiero imaginar lo que ocurre cuando esa familia tiene a uno (o más) miembros en el paro. Claro que quién va a culpar a un propietario, si puede sacar por dos meses de verano una renta que compensa probablemente la hipoteca de todo el año. Sumemos esta rentabilidad al aumento de la movilidad (e inestabilidad) laboral, a las dificultades para conseguir una hipoteca, a la ausencia de promociones, a un cambio de modelo de vivienda que aún estamos asumiendo... y ahí estamos, camino todos de un extrarradio que a este paso tampoco podremos pagar. Dicen en el sector que el éxodo inmobiliario ya no va hacia los ayuntamientos limítrofes, sino que llega un poco más lejos... como sigamos a este ritmo, llegaremos concello a concello a las afueras de las afueras de Sanxenxo, y a ver qué hacemos entonces. Veranear, claro.