Un banco con vistas a las rocas espera en A Carabuxeira a que regrese la arena

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

CAPOTILLO

La ampliación del espigón del puerto hizo desaparecer la playa al alterar las corrientes y hoy solo quedan rocas

28 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La colocación de bancos en miradores naturales y puntos diversos de litoral se convirtió hace tres años en una moda que llenó de estos equipamientos buena parte de la costa gallega. Solo en la ría de Pontevedra hay tres -dos en Noalla y uno en Marín-, a los que desde hace unas pocas semanas se le ha sumado un cuarto, a modo reivindicativo y paisajístico. Está en la playa de A Carabuxeira, en el centro urbano de Sanxenxo, aunque llamar playa a este entorno es quizás más un deseo que una realidad. Desde que la ampliación del espigón del puerto deportivo alteró las corrientes de la zona, A Carabuxeira pasó de ser una playa urbana a convertirse en un lecho desnudo de piedra y rocas.

Van pasando los años y las nuevas generaciones de sanxenxinos solo saben que hubo ahí una playa por las fotos que les pueden enseñar sus padres. Los vecinos añoran esa playa en la que jugaron cuando eran pequeños y los turistas de toda la vida se resignan a poner las sillas o las toallas entre las rocas, pero claro está no es lo mismo el frío contacto de la piedra que la fina arena que en otros tiempos cubría la superficie de este tramo costero.

Promesas y más promesas, proyectos y trámites burocráticos, sazonado todo ello con las excusas de las Administraciones, señalando habitualmente a las demás como responsables del desaguisado, han cansado a vecinos y visitantes. A tanto ha llegado el hastío que varias personas decidieron mostrar su malestar con una protesta silenciosa, pero efectiva.

Una noche bajaron por las rocas y buscaron un punto donde no bata mucho el mar y allí colocaron un banco, a modo de mirador. No se trata solo de que los bañistas y visitantes puedan sentarse allí para ver una hermosa vista de Sanxenxo, que también. La intención principal es otra. Si en todos los balcones naturales de la ría los concellos habilitan miradores o los vecinos colocan bancos, este grupo de sanxenxinos optó por hacer recordar el valor ecológico y turístico que una vez tuvo A Carabuxeira. El banco debía mirar a una playa, pero quien se siente en él solo verá rocas. Guardando el anonimato, los promotores de esta iniciativa precisan que su banco «está colocado na antiga praia da Carabuxeira e hoxe pedregal».

Acceso dificultoso

Este tramo costero es uno de los más maltratados de la ría. Por haber no hay ni por donde bajar con seguridad. No es una playa accesible. A nadie se le ocurriría usar una silla de ruedas y si usted tiene movilidad reducida, mejor por aquí ya ni se acerque. Las bajas que hay son tercermundistas, por decir algo y las escalares finales están acribilladas por las olas, que desplazaron los peldaños. En lo que fue la playa, solo hay rocas, eso sí, de todas las formas posibles e imaginables. Si viene con un niño pequeño, no tendrá arena suficiente ni para llenar un cubo con una pala.

Desde hace varios años se habla del proyecto de regeneración de A Carabuxeira. El año pasado, por fin, se pusieron de acuerdo las tres Administraciones que tienen algo que ver con la escabechina -Concello, Portos y Costas-. El proyecto prevé medidas para que no haya arrastre de arena una vez que se deposite en este espacio, con la construcción de diques y contradiques. Mientras no se haga realidad, un banco recordará a vecinos y visitantes que aquí, no hace muchos años, hubo una playa que valía la pena ver sentados en un banco.