La propuesta de pintar de seis colores el muro del paseo sanxenxino divide a los internautas
03 may 2018 . Actualizado a las 08:11 h.La propuesta del gobierno local, a raíz de una iniciativa de Belén Daporta, de pintar con seis colores el muro del paseo de Silgar -solo la parte que mira a la calle, no la que da al mar- ha avivado el fuego de la discordia entre los internautas. Basta abrir cualquier foro de debate o ver los comentarios en Facebook de aquellos perfiles que transmiten o comparten la noticia. Más allá de la cuestión estética, si lo que se buscaba era que se hablase de Sanxenxo ese objetivo está logrado con creces. Otra cosa muy distinta es recabar el consenso de los internautas. Las posturas de amigos y detractores no es que sean opuestas, sino que son viscerales. A simple vista, parecería que la idea del arcoíris de Silgar ha descuadrado a buena parte de la audiencia que sigue las novedades sanxenxinas por Internet. Facebook era un hervidero de comentarios y reacciones de lo más variopinto. Al adjetivo «horroroso», uno de los términos más suaves que utilizan sus detractores se suma el de «buena idea» de los que la aplauden.
Unos prefieren el muro pintado de blanco de toda la vida, otros se cachondean con que ahora ya podrán quedar con los amigos en el paseo eligiendo el color que les venga más fácil para reunirse, y aún hay quienes ven desde un homenaje al colectivo LGTB a los que sencillamente consideran estos colores como mucho más adecuados que el gris o el blanco.
Dado que la unanimidad es imposible y aprovechando, como dice el refrán, que el Pisuerga pasa por Valladolid, hay quien plantea romper una lanza por otro debate que renace en Sanxenxo cada cierto tiempo cual los Ojos del Guadiana. Se trata de la playa canina, una vieja reivindicación de los propietarios de mascotas y que no da visto la luz por más que se les haya prometido. Sus defensores entienden que conseguir una playa para canes es algo más urgente que cómo se pinta Silgar.
Y mientras el debate prosigue y los contendientes se lanzan a criticar o respaldar la iniciativa, todo parece indicar que el gobierno local, ajeno al debate, seguirá adelante con la propuesta. Si la lluvia lo permite, Silgar estrenará nueva y colorida cara antes de que empiece julio.