Más de 30 años jugando al fútbol en Silgar

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

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Promotor de los torneos del emblemático arenal de Sanxenxo, destaca la vitalidad de este deporte en la villa

23 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

José Manuel Rodríguez (Lugo, 1944) es un enamorado del fútbol. En sus años mozos jugó de centrocampista en la Tercera División, con el Reus Deportivo y se define como un apasionado del balón. Natural de Lugo, afincado en A Coruña, y veraneante de Sanxenxo desde hace más de treinta años. Con él llegó el fútbol a Silgar. Hacia el año 1985 no era un deporte habitual como lo es en la actualidad, donde los torneos se suceden en agosto y participan cientos de niños y jóvenes. Era una actividad deportiva pionera, que fue calando entre los bañistas ¡y de qué forma! Echen cuentas, en el torneo infantil de la semana pasada, 300 niños, en el juvenil, un total de 145. Sumen los padres, abuelos, amigos y familiares que asisten para dar ánimo a los jugadores y el público que desde el paseo marítimo se entretiene viendo la evolución de la pelota sobre la arena y el entusiasmo de los pequeños al marcar un gol. «El fútbol playa en Silgar es un espectáculo», recalca José Manuel. «Los chavales llevan el fútbol en las venas, hay bastantes que tienen sangre de futbolistas».

Cuando empezó no tenía ni idea de la repercusión ni trascendencia que iba a gozar esta actividad. Después de más de treinta años de juegos estivales, hay miles de personas repartidas por toda España que lo conocen por su nombre. Y no es exagerar. En cualquier parte, en el lugar más inesperado, se encuentra con algún joven o adulto que en un día de agosto de hace años, o más reciente, participó en los torneos de Silgar. «En Benidorm, el año pasado, me dice un joven: ‘Usted no me conoce, pero yo he jugado a la pelota con usted en Silgar’», recuerda José Manuel. Para él es reconfortante que lo vinculen a esta actividad porque el fútbol es su vida.

A sus añitos, y ya tiene unos cuantos, José Manuel se sigue sintiendo en forma, como si fuese un chiquillo, para coger el balón y empezar a jugar sobre la arena de la emblemática playa sanxenxina. Fue así como empezó hace treinta años. Bajaba a la playa hacia el atardecer, cuando la marea había retrocedido y la franja de la arena era más ancha en el extremo más al norte de Silgar. Así no estorbaba a nadie.

Principios humildes

«Empezaba a jugar con el balón, y venían los niños y hacíamos partiditos pequeños, poco a poco». Su mujer, María Jesús Morao, también resalta aquellos principios del fútbol playa en Silgar, cuando los carteles advertían de que no se podía acceder con el balón a la arena, pero su marido aprovechaba esos momentos en que ya no estorbaba a nadie, a las horas más despejadas de gente, para practicar. Paulatinamente el fútbol playa infantil y juvenil se fue instaurando como un elemento del paisaje de Silgar tan imprescindible como los quioscos, las balizas y las duchas. Por estos torneos pasaron incontables personas, la mayoría bañistas y veraneantes anónimos, pero también algunos nombres de mayor trascendencia en el mundo del balón pie como el ex portero del Real Madrid, Miguel Ángel, o jugadores del mítico equipo del Hai que Roelo.

En los últimos años, José Manuel ha encontrado aliados para la organización de los torneos. Ayer mismo, en la playa, se encontraba arbitrando el torneo juvenil, acompañado por Pablo Vivanco Prieto, de A Coruña. El trío organizativo lo completa Manuel Viso, especialista en alimentación.

El fútbol playa de Silgar es mucho más que un simple juego. Es deporte y es compañerismo, es una forma entretenida de pasar el verano y de hacer amigos, de practicar deporte y de aprender a hacer equipo. «A mi estos torneos me gustan mucho, darle a los chavales la satisfacción de poder jugar, verlos disfrutar y con un deporte que me gusta mucho, el fútbol», recuerda José Manuel.

Con más de setenta años a sus espaldas este coruñés de adopción despliega una actividad que ya querrían para sí otros mucho más jóvenes. En el torneo de esta semana ha arbitrado más de veinte partidos, en agosto del año pasado la cifra se elevó hasta los 110.

El año pasado hubo un incidente, un balonazo que recibió una niña que estaba en la playa y que provocó, por primera vez en muchos años, el veto a esta práctica deportiva en Silgar. Desplazados a Baltar, ya no fue lo mismo. Se perdió parte del público asistente y también de los jugadores. El verano del 2017 comenzó como el anterior, con los torneos programados para Baltar, cuando el nuevo equipo de gobierno comunicó que se podía regresar a Silgar. No hubo que pensárselo dos veces y José Manuel y todo el equipo organizador volvieron a poner las porterías en el tramo más próximo al paseo marítimo. Con gran parte de la temporada estival ya concluida, y sin incidentes de consideración que reseñar, todo parece, al menos por ahora ir sobre ruedas, o más bien sobre la arena. José Manuel apura su entrevista. El silbato anuncia la reanudación de otro partido. Es tiempo de jugar y de soñar con ese gol inolvidable.